La mochila llena de dudas

Sea cual sea el dibujo, cuatro o cinco atrás, es imposible ganar un partido con esa falta de tensión y concentración que demostraron los del Cholo en los primeros cuarenta y cinco minutos. El pelotazo que debe pegar Hermoso en la salida de pelota en el primer gol del Barça y las tres posibilidades que dieron en el tercer gol, donde hasta tres veces, Piqué, Ferran y finalmente Araújo remataron sin un rojiblanco cercano, fueron una clara demostración de un equipo activo y otro pasivo, algo ilógico entre un conjunto de Xavi y uno de Simeone. Puedes entenderlo en cuestión de riesgo o de talento, pero en comerte la tostada por güevos es como si las escopetas disparasen a los pájaros.

Quizás el ejemplo de la convicción fue cómo atacó Alves su gol con la condescendencia de João Félix. De nuevo un lastre difícil de superar ante un equipo que llegó las mismas veces que tú pero que demostró más hambre y colmillo. Aunque en lo táctico entendí más cuando Hermoso jugó de tercer central dejando a Carrasco más pendiente de Adama, la reflexión final es que las facilidades rojiblancas en esta temporada le hacen no ser ese dentista al que nadie quería visitar. La justa victoria del Barça, cimentada en la eficacia y mayor voracidad, hace que los blaugranas vean con las nuevas incorporaciones un horizonte más claro que su rival para los puestos Champions, que se quedan, como han manifestado tanto Savic como Giménez en sus últimas comparecencias, con la mochila llena de dudas.