Una moneda al aire que salió cruz
Moneda al aire… y cruz en un gran partido. Ese es el desenlace de la final de este Campeonato de Europa en el que he disfrutado en un recinto único como es este Handball Pabellón Arena de Budapest. Las monedas tienen dos caras, y esta vez nos tocó la triste, sí, pero yo estoy orgulloso de nuestra Selección, de lo que está haciendo y de cómo lo consigue. Te duele la derrota, sí, pero no puede empañar que ha jugado cuatro finales consecutivas de un Campeonato de Europa, con dos oros y dos platas.
El partido de la final lo han jugado los dos mejores equipos del Europeo, porque Suecia y España son los que mejor entienden la actuación como bloque más allá de sus individualidades, que también las tienen y son los que mejor practican la defensa como se ha visto en este encuentro. Era el noveno en el Europeo, sí, pero tampoco han permitido que hubiese contragolpes.
Tampoco ha habido rachas muy llamativas. Ninguno ha tenido más de dos goles de renta, y al final cuando parecía que Suecia tomaba ventaja, ha llegado la reacción de España, recuperando dos balones e igualando un partido sin dueño, y con un minuto para ganar que por desgracia ha sido para perder. Sin embargo, ni un pero a este grupo de jugadores. Bravo por ellos porque lo que hacen tiene mucho mérito.