Con Haaland hay que ir piano, piano
El fichaje de Haaland es tan ilusionante como alejado de la inminente realidad. En el cuaderno de bitácora de Florentino solo existe un nombre grabado en letras de oro: Mbappé. Pero a partir de ahí la estrategia es no dar pasos en falso y lo más importante es asegurarse la voluntad del jugador para que todo lo demás venga rodado. Hasta donde sabemos en AS, que creo que es bastante, el gigante noruego prefiere desechar las ofertas de City, United y PSG porque tanto su familia como él priorizan vivir en España. Su casa en Marbella le fascina y en Navidad se lo pasó bomba tomando el sol y disfrutando de sus amigos en Nochevieja, sabiendo que iba a saludar el año en una terraza estupenda frente al mar. Mientras su padre juega al golf en la localidad malagueña, él telefonea encantado a sus colegas para explicarles lo privilegiado que es el clima y la gastronomía de nuestro país.
Ahora lo importante es ser cuidadoso con las formas. La relación con los dirigentes del Borussia es magnífica y el obstáculo de las frías relaciones con Raiola se va solventando tras las últimas muestras de apoyo que le ha dado el club blanco por los problemas de salud que atraviesa. Por eso, en este momento en la planta noble del Bernabéu solo se piensa en superar la eliminatoria con el PSG y, después del 9-M, acometer de una vez el cierre del acuerdo con Mbappé (aunque verbalmente está arreglado) para lograr que tanto el PSG como el Madrid y el jugador asuman su cambio de destino.
Mbappé ha cambiado de estrategia y lleva unas semanas guardando silencio porque su objetivo es que los ultras del PSG le dejen tranquilo en el partidazo del Parque de los Príncipes y se alimente incluso una imaginaria posibilidad de renovación de última hora. No ocurrirá, pero esa atmósfera le permitirá a Kylian disputar la eliminatoria sin presiones ambientales y centrarse en lo que mejor sabe hacer: jugar al fútbol como los ángeles.