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Perdonen que abunde en el tema, o perdonen la tristeza, como decía César Vallejo: yo fui un niño en blanco y negro de la quinta del 57. Fueron impares todos mis números, 13 del 7 de 1957. Tuve una niñez feliz aunque mi padre vivió demasiado poco y se fue en el 65. En mi casa no éramos unos locos del fútbol, pero no vivíamos ajenos a ello. La televisión hablaba de fútbol en blanco y negro y por el NO-DO, noticiero que ponían antes de las películas en los cines, transitaba el fútbol en blanco y negro también. Recuerdo, aunque yo tenía muy pocos años, que se hablaba mucho del Real Madrid, y por supuesto de la Selección española, aunque esta, como yo, todavía estaba casi en pañales. Uno escuchaba los informativos, el Telediario, o el noticiero del cine, y un locutor con voz siempre a lo Matías Prats padre daba las alineaciones. Recuerdo nítidamente que, diera la alineación que diera dicho locutor, ya fuera en el cine o en la televisión, siempre, indefectiblemente, terminaba con estas dos palabras: "y Gento". Cualquier alineación que escuchaba acababa así. Y Gento.

Paco Gento, jugando con la camiseta del Real Madrid
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Paco Gento, jugando con la camiseta del Real Madrid

Mi padre, también de nombre don Francisco, me hizo del Atleti. En mi televisión en blanco y negro el Atleti jugaba con camisetas de rayas grises y blancas y el césped jamás fue verde, de hecho recuerdo el día que mi padre me llevó por primera vez a un campo de fútbol siendo un niño y vi maravillado que se jugaba sobre una hermosa alfombra verde, tan maravillado como Aureliano Buendía cuando su padre le llevó a conocer el hielo. A veces nos sentábamos mi padre y yo a ver un partido de la Selección, o del Atleti, o del Real Madrid, y cada vez que el locutor daba la alineación y terminaba diciendo "y Gento" mi padre decía: "Ese es el bueno, el que más corre, el 11".

No fallaba. El otro día dejó de correr don Francisco Gento, pero le espera una hermosa pradera allá arriba en la que podrá corretear libremente, una pradera con aromas del norte y dos girasoles creciendo hermosos en el punto de penalti. Descanse en paz, don Francisco