A Bordalás no le da con lo que tiene

El Valencia fue un niño que no sabe mentir. Lo que vieron es lo que es. El Atlético le remontó en esos minutos fronterizos entre la templanza y el pánico. No es la primera vez que sucumbe en esa fase de los partidos (Real Madrid o Espanyol ya lo hicieron) ni tiene pinta que será la última... si Lim no le ayuda a Bordalás. El Valencia, es su realidad, estuvo cerca de ganar en el Wanda sin Cillessen ni Gayà ni Gabriel Paulista. Y con Wass en casa sin respirar.

Lo hizo con Foulquier de improvisado central y con Guillamón retrasando su posición tras la lesión de Alderete, porque para vérselas con Suárez, Carrasco y Correa había que elegir entre Koba (20 años) o Mosquera (17), quién acabó también entrando junto a Jesús Vázquez (19). La culpa no fue de los chavales, que conste, y los habrá que piensen que Cheryshev o Hélder tienen (o se les presupone) el oficio que a los otros hoy les falta y Bordalás no los puso. Pero aquí hay que mirar el bosque y no las ramas.

El Valencia tiene 9 días para mejorarle la plantilla a Bordalás, que viene apretando fuerte para que le fichen, tocándole las narices a más de uno y quizás equivocándose en las formas, pero que también él exprimió a su equipo para competir contra Sevilla y Atlético. Bordalás, con el 1-2, tenía al Valencia a un punto de la Champions y está a un partido contra el Cádiz en Mestalla de las semifinales de Copa. Bordalás tiene al Valencia en la pelea, pero con lo que hay no le dará.