La hora de los poco festejados

La rueda de la temporada gira a la máxima velocidad en el Real Madrid, sometido a un frenesí de partidos en diciembre y enero. Febrero no será diferente. Jugará en San Mamés contra el Athletic en los cuartos de final de la Copa, el cuarto enfrentamiento con el equipo bilbaíno en nueve semanas. La fenomenal actuación del Athletic contra el Barça elevará las expectativas del duelo, altas por naturaleza en uno de los grandes clásicos del fútbol español. Con la perspectiva de la reanudación de la Liga de Campeones, el Madrid necesitará del concurso de varios jugadores apenas utilizados esta temporada. En Elche dieron un pase al frente.

Tres partidos en 10 días, dos con prórroga incluida (contra el Barça en Riad y el Elche en la Copa del Rey), precederán al reencuentro con el equipo ilicitano en la jornada de Liga, en medio de la ensalada de torneos que configuran el calendario del fútbol. El Madrid, que camina firme en el campeonato, dispone de una amplia y solvente plantilla, utilizada por Ancelotti en términos restrictivos, con toda la razón del mundo.

El deficiente arranque de la temporada, con actuaciones discretas y resultados inconvenientes, colocó al técnico italiano en una vieja disyuntiva del fútbol: acudir a sus veteranos y fiables jugadores o recurrir a la profundidad de la plantilla. Ancelotti se decidió por la versión más segura, a riesgo de asomarse a una crisis de fatiga en la segunda parte de la temporada. El Madrid comenzó a ganar y sus rivales, a perder. En la Liga solo le persigue el Sevilla, y con dificultades. La Supercopa ha significado el primer título. En la Copa prosigue su escalada.

Todas son buenas noticias para el Real Madrid. La mejor es la más imprevista. Cuando el partido contra el Elche amenazó con la eliminación de la Copa (gol en contra y expulsión de Marcelo), el equipo jugó mejor y con más determinación. En el campo figuraba gente como Isco y Ceballos, casi inéditos esta temporada. Hazard ingresó a la altura del partido que generalmente se reserva a los suplentes que ocupan el final del banco. Lejos de caer en el abandono, los tres respondieron con vigor.

El Madrid jugó mal en la primera parte, regular en la segunda y bien cuando el panorama era más feo. A su medio campo le faltó la naturalidad que le distingue cuando lo integran Modric, Casemiro y Kroos, el único titular de los tres en Elche. Sus intervenciones destacaron en un encuentro donde no funcionaron ni Camavinga, ni Valverde. El Elche estuvo más cerca del gol en sus pocas llegadas que el Madrid en su frecuente presencia cerca del área rival.

Vinicius se erigió en el principal protagonista de los ataques del Madrid. No desmaya en el esfuerzo. Intentó ganar un partido que nunca pintó bien para el equipo de Ancelotti, que recurrió a Modric y Casemiro como garantía de rendimiento. Sin embargo, la victoria quedará unida al efecto Hazard-Isco-Ceballos en el resultado.

El Madrid reaccionó con el orgullo que le caracteriza en las contrariedades y los titulares de prensa saludaron a los jugadores menos festejados, la mejor noticia posible para ellos y para Ancelotti. Para unos supone una inyección emocional. Al entrenador se le entreabre la puerta para tirar con más fuerza de la plantilla y administrar mejor la fatiga.