2022, el año en el que el pádel buscará las 100.000 licencias
La FEP refleja un hito histórico en España gracias al incremento del 22 por ciento en 2021 hasta llegar a las 96.872.
Tiene más de realidad que de moda. El pádel es, sin duda, la disciplina deportiva que más crece año tras año y así lo confirma el incremento en número de seguidores, el aumento de las ventas de material temporada tras temporada y las cifras de consumo de contenido en Youtube, Instagram, Twitter o Facebook. Y, ahora, también el número de licencias federativas.
Y es que la evolución de este deporte es, cuanto menos, curiosa. Estigmatizado por el cliché de “deporte de pijos” en sus inicios en España, ha sufrido una profunda transformación en la última década. Se ha democratizado. Al pádel o a pádel -según- juegan personas de toda edad y condición. Y, eso, ha hecho que arraigue, se popularice y se convierta en uno de los más consumidos en España. Tanto, que hace ya un par de años que superó al tenis en número de licencias federaritvas.
Muchas veces se ha hablado ya del consumo de pistas, de las ventas de material o de los registros televisivos, pero significativo de la evolución del desarrollo del pádel en España es el incremento de licencias federativas. Y no es baladí. Cierto es que la distancia entre federados -técnicos, árbitros y jugadores- con respecto a la masa de consumo es abismal, pero es un índice de gran importancia para baremar cuál es la salud de su crecimiento.
Y es más que positivo. El ascenso en licencias federativas es meteórico. En apenas 10 años se han triplicado las fichas federativas en España cuando muchos otros deportes han visto frenado su incremento. De 39,652 en 2012 a las 96,872 de 2021, recoge la Federación Española de Pádel (FEP). Un crecimiento que habla por sí solo de hacia dónde camina el pádel.
“Este aumento de licencias demuestra que al pádel en España aún le queda recorrido para seguir creciendo”, asegura Ramón Morcillo, presidente de la FEP, sobre el incremento.
La pandemia, el catalizador
Pero, cuál es la razón. Muchas y muy variadas son las causas que han desencadenado este boom del pádel, pero hay una reciente que por inesperada llama poderosamente la atención: la pandemia.
Y es que hasta 2020 el pádel caminaba por un crecimiento estable y sostenido. Pero la pandemia lo cambiaría todo. O, mejor dicho, las restricciones a causa de la pandemia. Por primera vez, los actores más importantes de este sector -federaciones, organismos, marcas y estamentos- se ponían de acuerdo para trabajar en un objetivo común: que el pádel fuera denominado como deporte seguro. Y ahí radicaría la clave del crecimiento.
El pádel, por la distancia entre jugadores, el -casi- nulo contacto entre ellos y el espacio de juego, fue etiquetado como seguro y permitió que muchos aficionados al deporte vieran en él una válvula de escape. Muchos perfiles que practicaban y practican deportes de equipo o de contacto probaron o intensificaron su experiencia con el pádel. Y, muchos, se han quedado. A nivel amateur y federativo. En licencias, traducido, de poco más de 75.000 en 2019 a rozar las 100.000 en 2021.
“Las restricciones derivadas de la pandemia han acelerado esta línea ascendente del pádel que se ha mostrado como un deporte seguro”, confirma Morcillo sobre el incremento de los dos últimos años.
Un número de licencias que, desgranado, tiene varias lecturas. La primera, Cataluña -21.486-, Andalucía -12.634- y Madrid -9.226 son las comunidades autónomas que lideran las estadísticas; la segunda, los veteranos, sí, los veteranos -más de 39 años- representan más del 50 por ciento de licencias actuales; y la tercera, que los menores -menos de 19 años- suponen ya más de un 13 por ciento de las licencias.
Unas cifras a tener muy en cuenta y que ponen un claro objetivo en la diana: el 100K. El pádel, la FEP y las federaciones territoriales buscarán superar la barrera de las 100.000 licencias este 2022 en lo que sería un hito histórico y un exhibición de fuerza de un deporte que, en gran medida, sigue sin contar con el apoyo y respaldo que se ha ganado en las instituciones.
Cierto es que el boom pasará y que el crecimiento volverá a ser sostenido y no potenciable, pero en la seducción de esos perfiles que se quedan y en la capacidad para retener según qué porcentaje radicará el éxito al medio plazo. La realidad ya ha superado a la moda, ahora veremos hasta dónde nos lleva.