NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Yo no quiero domingos por la tarde...

MadridActualizado a

Suelo soltar esa frase habitualmente en Twitter, la casa madre, muchos domingos a la tardecita. Inmediatamente me contestan docenas de personas que se ven reflejadas en ese domingo por la tarde, supuestamente triste, supuestamente aburrido.

Por cierto, la frase pertenece a una canción llamada "Contigo" con letra de Joaquín Sabina, de la que soy, afortunadamente, coautor. Yo recuerdo los domingos por la tarde de otras décadas, incluso de otros siglos, cuando el fútbol era fútbol y echaban humo los transistores, y "Goleada" reinaba en los estadios.

Los domingos por la tarde eran chispeantes para los amantes del fútbol, y claro que queríamos domingos por la tarde. Siempre. Todo se jugaba a las cuatro de la tarde y la emoción duraba hasta las seis menos diez. Perfecto planteamiento…hasta que llegaron ellos, los hombres de gris.

El fútbol cambió y cambió para siempre, cambió para mal y se dosificó de mala manera, malamente. Viernes, sábados, domingos y lunes de fútbol en la Liga. El pasado domingo volví a escribir la frase de marras, y se me llenó Twitter de contestaciones negando la mayor: me siguen muchos atléticos y ese domingo el Atleti había ganado, el Rayo había perdido, el Madrid había perdido, el Betis había perdido y la Real había empatado. Un domingo perfecto, y más lo habría sido si el Mallorca le hubiera sacado algún puntito al Barcelona.

Así que casi todo el mundo que me contestaba me decía que sí que querían domingos por la tarde, pero a condición de que fueran como ese. Hay días así, hay días en los que todo sale, aunque vengamos de días en los que nada salía.

A veces sueño con volver a esos estadios en que se vendía "Goleada", y esa era casi la única manera de saber cómo iban los otros 9 ó 10 partidos. Volvamos a la actualidad y déjenme que insista en que parte de la temporada nos la jugamos ante el Rayo Majadahonda, aunque pueda parecer mentira. Ojalá estemos a la altura. Ellos seguro que lo van a estar.