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El Madrid vuelve a sufrir sin espacios

En Getafe se volvió a reproducir el contexto de partido que más se le está atragantando al Real Madrid. Equipos con líneas juntas defendiendo cerca de su portero. Es cierto que esta circunstancia es siempre compleja de resolver por cualquier equipo y que, cuanto menos espacio hay, mayor es el talento que debe aparecer para encontrar las soluciones. El Getafe obligó al Madrid a realizar jugadas repletas de precisión y velocidad para poder generar peligro. Y esto sucedió en tres o cuatro ocasiones durante el choque. A los de Ancelotti, más allá de la concentración defensiva clave en el gol encajado, les faltó algo de agresividad en las acciones ofensivas. Algo más de verticalidad, de uno contra uno, de amplitud, donde apenas Marcelo, en la segunda mitad, pudo ser la amenaza que requieren este tipo de defensas.

El que mejor entendió lo que necesitaba el juego fue Luka Modric. El croata siempre tuvo intención de circular muy rápido, de ofrecer desmarques hacia la profundidad cuando el carrilero abandonaba su zona para saltar a la presión, y que el juego fuera lo más vertical posible, una de las posibles recetas ante conjuntos que basculan tan bien de lado a lado. Al resto de los atacantes creo que les sobraron toques en la mayoría de las jugadas, además de la falta de amenaza por fuera que, como he citado anteriormente, me parece algo indispensable para poder encontrar los caminos hacia la portería del oponente.