Un país de tenis y de campeones
El pasado 14 de diciembre, en la Gala de los Premios AS, el tenis brilló tanto como lo había hecho durante el curso 2021. Paula Badosa, una de las galardonadas, subió aquel día una foto a las redes sociales junto a Carlos Alcaraz, otro de los distinguidos, con la siguiente referencia a su colega: “Más que una promesa… Yo diría que es una realidad ¿no?”. Badosa sabe de qué habla, porque ella también fue una niña prodigio, que a los 17 años conquistó el título de Roland Garros júnior. A Paula le costó luego confirmarse en la élite, cargó la mochila con excesiva responsabilidad y pasó por problemas de ansiedad. Ahora ya está donde proyectaba, entre las mejores del mundo. A esos mismos laureles aspira Alcaraz, que puede mirarse en el ejemplo de Badosa, porque ella representa los dos rostros del deportista.
Badosa y Alcaraz ponen nueva cara a una esperanzadora temporada de tenis, que abrirá pronto su siguiente capítulo en Australia. Ella conquistó el WTA 1.000 de Indian Wells y se metió en el Masters femenino. Él ha tumbado a varios jugadores del top-10 con la frescura de sus 18 años y se ha coronado en las NextGen ATP Finals. La edad de ambos empuja a pensar en mayores éxitos para el futuro, en un porvenir que presenta la incertidumbre de la recuperación de Rafa Nadal. El campeonísimo del deporte español, que acaba de reaparecer tras una baja de más de cuatro meses, tiene 35 años. Todavía puede dar guerra en el circuito, y ojalá recupere el nivel que le catapulte a un nuevo Grand Slam, pero, pase lo que pase, la rotunda evidencia es que su final deportivo se acerca a cada raquetazo. Quizá por eso ha ilusionado tanto la eclosión de Paula y de Carlos. Y también la resurrección de Garbiñe Muguruza en su proclamación como maestra de la WTA. Un oportuno regreso y dos oportunas apariciones que nos recuerdan que España es un país de tenis y de campeones.