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Cinco minutos de duelo y... ¡a jugar!

Después de sucumbir en las semifinales, de recibir un severo correctivo en la segunda parte ante Noruega, varias Guerreras desfilaron ante las cámaras de televisión y en la zona mixta, encabezadas por la veterana Silvia Navarro, y todas ellas coincidieron en un argumento: “Ahora nos toca pasar cinco minutos de duelo y después tenemos que pensar ya en la lucha por el bronce”. Efectivamente, esa es una clave en la puja por la tercera medalla en cualquier campeonato, la rápida recuperación anímica y mental para pelear por el siguiente objetivo. Las contendientes de la final de consolación aterrizan en el partido después de una dolorosa derrota, después de esfumarse los sueños de oro, pero el bronce también es un triunfo en sí mismo, un premio a la trayectoria en un largo campeonato, y la preparación de ese choque pasa por olvidar rápidamente la afrenta y por rehacer el espíritu. La Selección femenina de balonmano se mide este domingo con la durísima Dinamarca para terminar su Mundial con una victoria, una digna recompensa al esfuerzo y un acicate para el futuro.

El balonmano español ha demostrado históricamente su respeto hacia este partido por el bronce, y su motivación para prepararlo y para jugarlo. De hecho, las cinco medallas olímpicas que ha conquistado España en esta disciplina han sido todas del mismo color, cuatro en categoría masculina y una en la femenina en Londres 2012. Los precedentes no consiguen victorias, eso es obvio, pero el dato sí es relevante porque define la capacidad del deporte nacional para volver a levantarse tras haber caído. Las Guerreras han sumado cinco medallas desde 2008 en campeonatos internacionales: tres de plata y dos de bronce. A la espera de que se presente una nueva oportunidad por el oro, que seguro que llegará, hoy luchan por su sexto podio. Y lo hacen ante su público. Una razón más para darlo todo.