Medina Cantalejo anuncia menos VAR

Ya saben, Medina Cantalejo, en su día buen árbitro, sustituye a Velasco Carballo, que también lo fue. A este último le tocó hacer una necesaria reforma del arbitraje español pero será más recordado por ser el que implantó el VAR. Hombre discreto como es, después de varias conversaciones con él a lo largo de este tiempo no estoy seguro de que sea o no un firme partidario del invento, pero lo aplicó y lo defendió con disciplina. Recuerdo gratamente el tiempo que empleó en varias sesiones para explicar por grupos a los periodistas deportivos el cómo, cuándo, dónde y por qué debía o no intervenir el VAR, con ejemplos prácticos en la moviola.

Mínima intervención con máximo provecho era la consigna. Sólo errores claros y manifiestos. Pero llegó aquel penalti al limbo de Rulli a Vinicius en el Bernabéu, la llamada de Florentino a Rubiales, la raya se movió de sitio y los hombres del VOR empezaron a actuar como sexadores de pollos, mostrándose capaces de hallar aunque fuera en la séptima repetición lo que nadie había visto. Véase por ejemplo el penalti que le pitaron a Lemar en Orriols. Últimamente Velasco Carballo trataba de frenar ese impulso y de ahí quizá la pasividad de Martínez Munuera, convertido en gato de escayola ante la mano de Piqué que se tragó Soto Grado.

El problema que lleva en su seno este diabólico invento es dónde ponemos la raya. Todos estamos de acuerdo en la utilidad de un ‘ojo de halcón’ para ver si ha sido gol o no, si en una jugada el balón ha salido o no del campo. Hasta podemos tragar con la rayita del fuera de juego, y ya es tragar. Pero lo ‘claro y manifiesto’ remite a un territorio nebuloso que excita la parcialidad. Medina vendrá seguro con la mejor intención, quizá renueve la plantilla del VOR, pero el problema esencial no tiene solución posible. La cuestión no es que el VAR intervenga más o menos, la cuestión es definir cuándo y por qué interviene. Y eso es imposible.