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Mbappé no dirá nada

Más allá de la chapuza histórica de la UEFA (cuyos representantes a todos los niveles suelen ser muy exigentes, por no decir despectivos, con sus interlocutores), más allá del hecho de que el Madrid ha salido perjudicado por la repetición del sorteo, las consecuencias para el club blanco son importantes y negativas en la operación Mbappé. Tener que jugar estos octavos de final de la Champions frente al Paris Saint-Germain, sobre todo en este periodo del año, aparece sin ninguna duda como un freno a las aspiraciones madridistas de cerrar un acuerdo firmado con el delantero francés y una fuente de preocupación para el jugador en su sueño de vestir la camiseta blanca.

Recordamos muy bien que, al final del verano pasado, cuando la salida de Mbappé fue parada en seco por los dirigentes cataríes del PSG, Florentino Pérez dijo que en enero habría noticias interesantes. La negativa de Mbappé a renovar con el club de la capital francesa y las reglas de la FIFA que permiten a cualquier jugador negociar oficialmente con otro equipo seis meses antes de la conclusión de su contrato dejaban pensar que todo podía ser arreglado en las primeras semanas del 2022. Jugar un partido de esta envergadura el 15 de febrero y otro el 9 de marzo lo perturba todo.

No digo que los contactos establecidos hace ya tiempo vayan a cesar, pero no me imagino a Kylian Mbappé y a su familia sellando un acuerdo con el club contra el cual tiene que jugar unos días después. Y tampoco imagino al Madrid forzando las cosas, porque los presidentes de ambos clubes se tendrán que sentar juntos en el palco del Parque de los Príncipes y del Santiago Bernabéu. Ya se sabe en París que Mbappé no dirá ni una sola palabra sobre su futuro hasta que acabe la eliminatoria. Lógico, su situación sería muy poco confortable.