Un sorteo verbenero que trae de regalo a Mbappé
La verbena de Nyon, el sorteo de la Champions, es la mejor propaganda para la Superliga. En plena batalla judicial entre el Real Madrid, locomotora del proyecto autónomo, y la UEFA, el desmadre de los bombos deja en muy mala posición a Ceferin, bajo cuyo mandato la institución se ha ido desprestigiando hasta llegar al bochorno de tener que repetir el sorteo. El Madrid, que era el gran damnificado, no lo es tanto. Cambiar el Benfica por el PSG tiene sus inconvenientes, pero también sus ventajas.
La primera es el tiro en el pie que se ha dado la propia UEFA con el sorteo, la segunda que el Benfica-Real Madrid hubiera sido un partido de Champions, mientras que el Real Madrid-PSG es claramente un cruce de Superliga. Además, Mbappé podrá sentir el cariño del Santiago Bernabéu, que en febrero ya le recibirá como uno más. La majestuosidad del nuevo estadio también será más y mejor reconocida en un partido de tronío que se verá en todo el mundo, y como última gran ventaja veo que la nobleza que el Real Madrid representa en la historia de la Copa de Europa no va a tener mejor ocasión para imponer su ley ante los nuevos ricos, los clubes/Estado representados en el PSG, financiado con el oro de Qatar.
Entre los inconvenientes de que te cambien de caballo a mitad de carrera (en este caso pasar del Benfica al PSG) hay sólo dos, y uno, sinceramente, no lo es tanto. Es evidente que, sobre el papel, será más duro el PSG que el Benfica. Y aquí sale perdiendo el Madrid. Pero, por otra parte, es cierto que para ganar la Champions en algún momento tienes que jugar y ganar a equipos como el PSG, el Bayern, el Manchester City, el Chelsea o la Juve. Y que, bien mirado, mejor antes que después.