Sobre la legitimidad del Balón de Oro

Soy un gran aficionado al Balón de Oro. Y no sólo por ser francés, país que creó este prestigioso trofeo, y por haber tenido el honor de ser el corresponsal en Madrid de la revista France Football durante veinte años. Me parece un premio maravilloso y, por haber vivido desde dentro algunas de las ceremonias (y de sus largas preparaciones), os puedo asegurar que las ganas y las emociones de los candidatos son tremendas. El Balón de Oro es realmente el sueño de cualquier futbolista. Soy como mucha gente de España y de Francia, y de numerosos países: me hubiera encantado ver a Karim Benzema levantarlo anteayer en el Teatro del Châtelet, en París. Reconozco que su cuarta posición, es decir fuera del podio, ha sido una gran sorpresa y una enorme decepción.

Sin embargo, no entiendo que algunos madridistas critiquen o incluso insulten al Balón de Oro y a France Football por no haber elegido a mi compatriota. Han votado unos 180 periodistas de todo el mundo y, para Francia, sólo ha habido el voto del director de la revista. Quitarle legitimidad a este premio porque no gusta el ganador de este año me parece peligroso porque en definitiva es quitarle legitimidad, por ejemplo, a Luka Modric, vencedor hace tres años. Además, los que más gritos en el cielo ponen ahora son los mismos que en otra época machacaban a Karim y ensalzaban a Higuaín.