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Capaces de robar el pensamiento

Valladolid

Van pasando las jornadas y el Real Valladolid ha conseguido que las tres derrotas consecutivas sean ya un vago recuerdo y lo está consiguiendo a base de juego y sobre todo a base de resultados. Es verdad como decía Pacheta que de los últimos cinco ha perdido dos, el bochorno de Lezama y el accidente de Almería, ambos partidos radicalmente diferentes.

El Amorebieta sacó los colores al Pucela, pero en el Juegos Mediterráneos la cosa fue distinta. La expulsión lo cambio todo e hizo que lo que empezó muy bien, acabara muy mal. Creo que esa expulsión no se gestionó bien ni efectiva ni emocionalmente. Pero tras ese traspiés, el Valladolid volvió a levantarse ante el Cartagena.

El 'Efesé' legaba a Zorrilla como un conjunto peligroso, con sólo tres puntos menos que el Valladolid, con un ataque temible encabezado por el máximo realizador de la categoría, Rubén Castro y lo cierto es que los de Pacheta le dieron un baño de realidad soberbio. Es de esos partidos en los que el resultado es injusto por lo corto, injusto porque no refleja la tremenda superioridad que tuvo el Real Valladolid sobre el Cartagena, en 90 minutos que debieron acabar con un 5-0 o más para que se apreciara el trabajo blanquivioleta.

El mérito está en destruir al rival, y eso lo hizo el sábado el Pucela. Con momentos de agobio sobre la portería rival, con robos de balón permanentes y con juego de ataque rápido al que sólo le faltó que entrara la pelota. La gran virtud del Valladolid en estos últimos tiempos ante Mirandés, Fuenlabrada, Cartagena e incluso minutos ante el Almería es que parece capaz de desactivar al contrario, de robarle el pensamiento y ejecutarlo de manera sumaria si deja algún resquicio... y si no lo deja, lo fabrica el propio Valladolid.

El paso parece firme y el juego ha renacido. Le está pillando el aire a la categoría y el tiempo dirá donde está el límite, pero por el momento los de Pacheta han recuperado la fiabilidad, apoyados en jugadores que brillan con luz propia, Aguado, Mesa, Plata, Weissman... y en general todos van subiendo su nivel. Ahora queda seguir en el famoso camino de Pacheta y afrontar lo que resta hasta Navidad buscando acercarse al Almería, al segundo puesto o al ascenso, para no tener que poner etiquetas ya a nadie.