Pacheta, a tus zapatos
No he ocultado nunca, incluso desde antes de su llegada al Real Valladolid, que soy un entusiasta del discurso de Pacheta. Pero también he dicho en alguna ocasión, que la vehemencia con la que lanza sus proclamas es un arma de doble filo que puede, en algún momento, volverse en su contra.
El entrenador del Real Valladolid, bajo mi humilde punto de vista, debería abandonar los mensajes victimistas tras los que se ha escudado en sus últimas comparecencias en las salas de prensa. No me gusta que Pacheta hable de los árbitros, y menos cuando aciertan, porque la expulsión de Plano tiene poca defensa. Tampoco que se quejara de la pérdida de los jugadores internacionales por las ventanas, no me gustó ese mensaje derrotista.
Considero que Pacheta, centenario en Segunda, debe alejarse de todo ese ruido y centrarse en el fútbol. Pero tengo claro que al entrenador del Real Valladolid le va la marcha y será difícil que eso cambie. En realidad, echo de menos en este Pucela otros altavoces que eleven su voz y permitan al entrenador centrarse en su cometido esencial, que es entrenar y hablar de fútbol. Pero también entiendo que muchos aficionados del Real Valladolid aplaudan ese otro discurso, porque si Pacheta no pía, aquí no pía nadie, al menos, públicamente.
Tengo la impresión de que, además de entrenador, Pacheta ejerce en este Real Valladolid como psicólogo, motivador, mediador en conflictos y, ahora, también como portavoz. Le veo muy solo, la verdad, pero él es un hombre de club muy disciplinado, y tirará para adelante sabiendo que mientras le acompañen los resultados tendrá el apoyo de todos. Aplaudo al técnico por su encomiable y denodado esfuerzo de tener contento a todo el mundo, pero hay veces que eso de quedar bien con todos es imposible. Él sabe que se ha llevado algún tantarantán importante por regalar oportunidades, y seguro que esa es una enseñanza que ya ha adquirido.
Me gusta el entrenador del Real Valladolid porque dice lo que piensa, tal como lo siente, pero hay momentos en los que creo que es mejor aislarse de lo adyacente, y como a los zapateros les dicen... Pacheta, a tus zapatos.