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¡El Barça a 10 puntos!

Botella medio llena. Ya sé que el Rayo, un equipo admirable de la mano de Iraola, acabó metiendo al Madrid en su área y que tuvo incluso alguna oportunidad de empatar si no llega a ser por la pierna salvadora de Kroos sobra la línea. Pero no hubiese sido justo. Durante casi 70 minutos el equipo de Ancelotti fue superior, tuvo mejor puesta en escena y nos dejó momentos futbolísticos para la hemeroteca. Aparte de los dos goles (el de Kroos fue una maravilla con un remate bestial a la escuadra y el de Benzema, de killer del área puro) me quedo con la jugada maradoniana de Vinicius en la segunda parte. Fue sorteando rivales como si fueran conos y eludió a Dimitrievski con un remate que iba camino de la gloria. Pero Catena cumplió con su deber y evitó el que hubiera sido el gol del año. Una acción individual pletórica al alcance solo de los elegidos. A Tite le debieron entrar temblores al ver la maniobra del jugador al que él había dejado en principio fuera de la lista de la 'canarinha'. Solo la lesión de Firmino ha evitado que Tite quede desacreditado para los restos. Y después llegó otra jugada de fantasía, con dos taconazos incluidos de Mendy y Vini, que casi termina en golazo de Karim. Eran los momentos donde el ‘tiki-taki’ del Madrid brillaba y se veía venir el 3-0 en cualquier momento. Pero...

Apareció Falcao. El pero lo puso la entrada del colombiano al campo. Es tan bueno que hasta mermado físicamente es un tormento en el área para las zagas rivales. Su gol de cabeza, aunque contase con la ayuda involuntaria del tacón de Alaba, evidenció la calidad de este Tigre de Vallecas que no tiene fecha de caducidad. Su lesión muscular lo dejó fuera en ese arreón final del Rayo. Un alivio para los 43.000 madridistas que acudieron al Bernabéu, que ya se veían venir un pinchazo inoportuno después de lo que había pasado en Vigo...

Aspas ‘calidade’. En realidad, el Madrid-Rayo empezó varias horas antes. El madridismo disfrutó con la remontada heroica del Celta, capaz de igualar un 0-3 al descanso. La afición llegó al estadio como una moto, consciente de que la oportunidad de dejar al Barça noqueado definitivamente de la lucha por el título de Liga estaba a mano. Así me lo confesaban los vikingos de la Peña Iluro de Mataró y mi amigo José Manuel Moreno López, de Vélez-Málaga, que a sus 19 años vive el sentimiento merengue como si hubiese nacido frente al Bernabéu. Ese golazo agónico de Aspas se celebró tanto o más que los de Kroos o Benzema al Rayo. Lógico. La posibilidad de dejar a 10 puntos al Barça de Koeman-Sergi Barjuán-Xavi no tiene precio. De hecho, es algo que no ocurría desde hace casi 30 años (temporada 1991-92, como informaron en Carrusel). Los vasos comunicantes del Puente Aéreo funcionan así y la afición blanca llegó al santuario de La Castellana con una euforia desmedida que estuvo a puntos de romperse si no llega a aparecer la pierna de Kroos, que evitó cerca del final el 2-2 al sacar bajo palos un remate de Óscar Valentín. El alemán, al que a veces le achacamos cierta indolencia escénica pese a su calidad, hay que rendirle pleitesía. Entre su golazo y el que evitó fue el gran salvador del líder, que se acostó en solitario a la espera de lo que haga esta tarde la Real Sociedad en Pamplona.

Chapeau por el Rayo. Insisto en el chiste de moda. “¿Sabes por qué al Barça le llaman el trueno? Porque va detrás del Rayo”. El equipo de Iraola es tan bueno que a pesar de su derrota en el Bernabéu le saca todavía tres puntos a los azulgrana. Iraola es un técnico joven con método y con ambición, lo que refleja su equipo con una actitud encomiable. Con 2-0 no se rindió y nos metió el miedo en el cuerpo con un apretón final increíble. Así es Vallecas.