Militao, Alaba y Kroos desahogan a Ancelotti
No hay forma de que el Madrid se procure un partido tranquilo. En una noche más que aseada, donde dominó casi toda la trama con dinamismo, amplitud y velocidad en la circulación, no acabó de redondear su actuación y estuvo a milímetros de ceder el empate. Por méritos no debía haberse complicado tanto en esta ocasión. Ante un Rayo valiente y vertical, como siempre es, se manejó con soltura en los primeros pases, galopó en las transiciones y recobró cierto pulso defensivo. Asensio se movió con tino en la derecha y entre líneas, Vinicius y Benzema siguieron a lo suyo y los centrocampistas se sumaron al ataque con apariciones de peso. Se enmendó el Madrid tras lo visto ante el Shakhtar y el Elche, más seguro de sí mismo.
Mucha culpa la tuvieron Militao, Alaba y Kroos. Los tres pusieron orden de distinta manera. Era importante para el Madrid esquivar la presión en 1-4-4-2 del Rayo para tener continuidad en el juego. Lo consiguió con las conducciones y pases en largo de Militao, la pierna izquierda de Alaba y las recepciones de Kroos en zonas diferentes. A los lados o a la espalda de los centrocampistas del Rayo se coló el alemán. Teniendo el control y deshaciendo la presión de Iraola, el Madrid se inspiró en las transiciones. Le encanta correr, parece no entender el fútbol de otra manera. Tocó varias veces la goleada entre algunos excesos de más, pero se quedó vacío y dio la alternativa a un Rayo que mejoró con los cambios para encontrar superioridades en el medio y percutir con mayor entusiasmo a través de los laterales. Marcó Falcao, se lesionó después y Valentín erró el empate cuando era más fácil celebrar que fallar. Así es el Madrid, en lo bueno y en lo malo.
Piezas colocadas
Militao recibe, conduce ante Trejo y busca la posición desmarcada de Kroos. El alemán había dado un salto para ofrecerse en un lugar más adelantado y verticalizar la salida. Como cabeza pensante que es, activó la acción del 1-0 que él mismo se encargó de firmar.