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Naufragio y vergüenza

¡Qué poco duran las alegrías en casa del pobre! Y eso que en Segunda el Real Valladolid es un rico, el segundo concretamente con mayor límite salarial, pero el partido en Lezama ante el Amorebieta escala con fuerza en el top de rídiculos blanquivioletas de los últimos años. No está fácil alcanzar este pódium, pero la "banda" de Pacheta hizo un ridículo espantoso, cayó en todas las trampas que planteó el conjunto vasco que hasta "logró" un día de perros, con lluvia intensa incluso durante el partido. No es excusa, eso no es fútbol.

Como tampoco es fútbol nada de lo que intentó el conjunto pucelano. No se adaptó nunca a las condiciones del partido, con un conjunto vizcaíno que colgó balones desde el principio a sabiendas, todos somos conscientes menos el entrenador, de que este equipo es una verbena en defensa. Preguntado por los errores defensivos ayer, diferentes los que se produjeron ante el Eibar y ante el Amorebieta, el burgalés respondió que si nos metían dos, meteríamos cinco. Nada más lejos de la realidad. La diferencia entre el partido del domingo y el de hoy es la efectividad. Los armeros tuvieron siete en la primera parte y no marcaron. Los vizcaínos tiraron cuatro veces e hicieron pleno. Y no me vale como excusa porque el Real Valladolid no disparó más que su rival en Lezama. En Segunda si tú no defiendes bien no vas a subir. Da igual los goles que marques.

Entiendo que Pacheta haga las rotaciones con la idea no tanto de dar descanso a jugadores como de tener en dinámica al mayor número de jugadores posible, pero alguno de ellos no demostró ser merecedor de esa confianza. Janko tiene dificultades para jugar en el fútbol profesional, Olaza no es ni la sombra del fútbolista que fue en Vigo, Javi Sánchez no justifica su compra de tres millones por el 50% de su pase... Y así podríamos seguir con varios jugadores más, empezando por Roberto, salvador el domingo, culpable hoy por su inacción en varios de los goles.

Recuerdo que el año de Luis César, como ahora, había quien se alegraba mucho del fútbol alegre del técnico gallego. Metía muchos goles, en el año de la explosión de Mata, pero recibía tantos o más. Acabó fuera por no saber encontrar el equilibrio en un equipo que terminó ascendiendo, pero que con él nunca lo habría conseguido. Y a este punto estamos llegando con Pacheta que debe decidir si quiere ascender o agradar con un fútbol atractivo y ofensivo al presidente Ronaldo Nazário. Fútbol, por cierto, que no apareció en Lezama. En Bilbao sólo se vio un naufragio y una verguenza.