Vinicius confirma, Mariano prospera
Sin Benzema, el Real Madrid depositó su confianza en un joven que entusiasma (Vinicius) y en un delantero que aparece de ciento en viento (Mariano). Los dos salieron de Elche con nota. El extremo brasileño atraviesa un momento mágico. Contribuye en todos los aspectos: marca goles (siete en la Liga), empuja a marcar (cuatro pases de gol), desborda (los laterales le temen como a un tifón) y cada vez se equivoca menos en las decisiones. De hecho, se equivoca poco. Espolvoreado con la considerable dosis de vitalidad que transmite, el resultado informa de un jugador que gana partidos, muchos partidos, y en el Real Madrid, nada menos.
Vinicius concretó un partido raro del Madrid. Ofreció algunos momentos estupendos, pero en otros decayó hasta ponerse en peligro. El Elche, que empieza a forjar una buena plantilla, guerreó hasta el final, con 11 y uno menos después de la expulsión de Guti. Es un equipo que ha ganado la confianza que le faltó en la temporada anterior, la del ascenso después de un largo adiós a la Primera División. La influencia argentina se adivina por todas partes, incluida en la propiedad del club.
Una impresionante parada de Courtois –brazo de Popeye en el violentísimo remate de Lucas Boyé– y el error que ocasionó el gol de Pere Milla definieron el irregular paisaje del Madrid. Necesitó de un gran portero para no complicarse el partido más de la cuenta. Su intervención llegó pronto y alertó al Madrid de los problemas que encontraría si se desenchufaba. Boyé también avisó al equipo de Ancelotti. Su duelo con Militao y Alaba fue vibrante. Le dio más problemas al austriaco que al brasileño, que se ocupó personalmente del potente delantero argentino en el segundo tiempo.
Militao se impuso a Boyé después de un bravo combate. No le resultó fácil. Boyé se ha erigido en la máxima autoridad del Elche. Es grande, fuerte, sabe moverse y dispone de buenos recursos técnicos. No termina de traducir sus cualidades en goles. Anota menos de los que debería. Lo mismo se decía de Vinicius y ahora caza las oportunidades al vuelo. En Elche cerró maravillosamente dos jugadas que ya venían muy bien armadas. Que las elevara la nota dice mucho de un delantero sobre el que no cesan los elogios.
Vinicius, que durante sus tres primeros años en el Real Madrid confiaba muy poco en su pierna izquierda, clavó un zurdazo inapelable en el primer gol, precedido por un control magnífico, también con la izquierda. Son detalles esenciales de su crecimiento. Otra evidencia de sus progresos es la naturalidad de sus decisiones. Marcó los dos goles como si hubiera hecho un centenar antes de este partido. Control y tiro cruzado en el primero. Control –un poco largo- y delicada definición en el segundo, favorecido por Casilla, que se acostó y le abrió más hueco de lo conveniente.
Al lado del brasileño se alineó Mariano, uno delantero digno de estudio. Cada temporada aparece desde las sombras y obliga a una pregunta recurrente: qué tiene Jovic que no tenga Mariano. Los dos aparecen poco, generalmente cuando el equipo está en artículo mortis y los entrenadores cargan el área de delanteros, pero hay algo en Mariano que le sitúa como primer suplente de Benzema. Es directo, agresivo, poderoso en el juego aéreo y hasta atrevido. Su delicado taconazo prefiguró el primer gol de Vinicius. Más tarde, le tiró a Casilla uno de los regates más salvajes de la temporada. El innecesario toque posterior le impidió marcar.
Mariano no participa en el juego y es impaciente. Está en las antípodas de Benzema, pero es un jugador aprovechable, un especialista del remate en un equipo que depende en dosis masivas del delantero francés y de un chico brasileño que ha pasado de discutido a indiscutible.