La espera más corta
Faltan mil días para la inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024. La espera entre ediciones es más corta en esta ocasión, después del aplazamiento de un año de los de Tokio a causa de la pandemia. Eso ha animado a algunos veteranos a alargar su carrera hasta entonces. Así lo han pronunciado Saúl Craviotto, Mireia Belmonte, Teresa Portela, Lydia Valentín, Lili Fernández, Albert Torres…También es la oportunidad para que otros se saquen la espina. Carolina Marín, ausente por lesión en Japón, es el mejor ejemplo: “Todos los días pienso en París”. Igual que lo hace Gisela Pulido, laureada deportista que se ha reciclado en la fórmula kite para ser por fin olímpica. Los patrocinadores también se posicionan. Telefónica ha renovado sus becas Podium para las promesas. Iberdrola ha anunciado su interés de seguir apoyando al deporte femenino. Y Santalucía se ha inventado una propuesta original: acompañar “a los que no tuvieron un buen día”. Incluso Alejandro Blanco se ha erigido ya como candidato único a la presidencia del COE para seguir al frente de la nave.
París abrirá la puerta a unos deportes y se la cerrará a otros. Entra el break dance, otra apuesta joven como en Tokio lo fueron el skateboard, el surf y la escalada, de grato recuerdo para Alberto Ginés. El surf, por cierto, se celebrará en Tahití, a 15.700 kilómetros de la Francia continental. Nunca se repartieron medallas tan lejos. Y sale el kárate, la disciplina que brindó el oro de Sandra Sánchez y la plata de Damián Quintero. Malo para España. Hay otros dos deportes, dos clásicos, que de momento están dentro, pero amenazados de volar del programa: la halterofilia y el boxeo, que ya estuvieron al filo del precipicio para Tokio, siguen inmersos en escándalos de corrupción y de dopaje. El COI, cansado, reclama una solución rápida, porque no queda tanto… En concreto, mil días.