Álvaro García-Nieto

Obsesiones y liberaciones

Hay en Raúl de Tomás una gran fuerza de atracción. Es el punto de fuga del Espanyol, esté donde esté. Y es, sin duda, uno de los jugadores más mediáticos de la Liga. Empieza un partido a lo Clark Gable, marca un gol, lo celebra meditando y sale como Buda Gautama, imperturbable siquiera ante el desaire de Vadillo atravesando un mal lunes, como los atravesamos todos. Hace no mucho Haaland celebró un gol de forma parecida, y como el otro día las anginas me encerraron en casa, tuve tiempo de analizar las dos secuencias: en esos segundos De Tomás está realmente abstraído, como apoyado en el Árbol de la Iluminación, sólo le faltaba rozar el césped con los dedos de su mano derecha.

De Tomás es un héroe moderno. Sus pasos, por mucho que monte a caballo, no son los de Gautama, claro; no lo veo yo vestido de pordiosero ni haciendo vida de asceta. Para muchos estará lejos de ser un referente. Y genera demasiados sentimientos encontrados. Pero genera. Genera sentimientos siempre, sin falta. Y ahí radica, quizá, su virtud más divina y extrasensorial: libera a los demás porque capta toda la atención. No es casualidad, pues, que cuando Melamed salta al campo decida internar al área en el primer balón que toca. Como no es casualidad que Darder, ahora sí, dirija como un director de orquesta arrebatado por los violines y no como un genio atormentado por sus voces interiores.

Raúl de Tomás celebró así su gol en el Espanyol-Cádiz.

La obsesión de Darder es tal que muchas veces he sufrido por su salud mental. Me lo imagino con las patatas pelotazos como único capricho en su dieta porque al menos son pelotas y nunca se sabe. El otro día Paula Badosa, antes de ganar el Indian Wells, dijo que “cuando eres feliz rindes mejor”. Llámese felicidad o paz o liberación, sea lo que sea, ahora mismo se nota que Darder está feliz, en paz o liberado. O todo junto. Un estado al que es más fácil llegar cuando delante se tiene a un héroe como De Tomás y sus mil caras. Y algún día a De Tomás quizá lo ahoguemos en esta semántica divina, mitológica y sobrenatural, pero hasta entonces confiemos en su Camino, en la protección de Vicente Moreno y en que Darder y compañía puedan aprovechar su estela o su sombra.