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La 101 Aerotransportada del Barça

Pocos colectivos son capaces de celebrar la vida como el Barça, seguramente porque sus seguidores estamos en riesgo de muerte prematura desde el mismo día en que abrazamos estos colores y no otros. Este es un club al que se viene a sufrir de un modo inimaginable, que no les engañen los números inflados por un par de lustros mágicos. Aquí nos jugamos cualquier cardiopatía -o una pancreatitis, eso depende de la herencia recibida- escuchando al Tata Martino comparar su Barça con el de Guardiola, a Rosell asegurando que Neymar costó cincuenta y siete millones clavados o, simplemente, al ver que un balón metido con pericia y alevosía en el corazón del área pequeña termina en la cabeza de Luuk de Jong. Podría destacar otras muchas, pero estas son algunas de las razones por las que se aplaude con tanto entusiasmo a los socios más veteranos cuando toman la palabra en una Asamblea de compromisarios: porque nos parece un auténtico milagro que todavía sigan vivos.

Salvando todas las distancias, els avis (los abuelos) del Barça son como los supervivientes de la 101 División Aerotransportada del ejército norteamericano o la Compañía A irlandesa que defendió Jadotville del asedio katanguese en el Congo: gente que las ha visto de todos los colores, que se ha reflejado en los ojos del abismo, se ha reído, y sigue en pie para contarlo. Por lo que a mí respecta, nos encontramos ante una de las últimas generaciones de culés capaces de tomarse completamente en serio al club todo el tiempo, sin sucumbir al desaliento ni al desahogo de la mirada irónica, tan capaces de poner el pecho ante un pepinazo de Cristiano Ronaldo como de ofrecer parte de su pensión para maquillar los desmanes económicos del alto mando, pagar la jubilación del Kun Agüero o construir un nuevo Camp Nou.

"Son molts d'anys plens d'afanys" (son muchos años llenos de sacrificios), dice el cant del Barça. Y está bien que así lo refleje porque conviene rendirles este tipo de homenajes, al menos una vez al año, pero tampoco está de más recordarles que nunca podrán alegar que nadie los avisó: no está el club para más demandas ni otro tipo de recompensas, ni siquiera las más merecidas.