Otra Master Class de Modric

Con permiso del golazo para el recuerdo de Vini, el mejor del Madrid volvió a ser Modric, que se cayó de pequeño en la misma marmita que Obelix y cada semana parece más fuerte y más fresco. El croata aprovechó las debilidades que presentó el Shakhtar para darse un festín de fútbol y hacerle la vida más fácil a sus compañeros. Cuando tocó correr sin balón fue el primero en echar una mano en defensa y cuando el Madrid se hizo con el manejo del esférico dominó el choque cómo y cuando quiso. Un festival.

Modric le demuestra temporada tras temporada a muchos aspirantes a ser titulares en el centro del campo del Madrid que va a vender muy caro su puesto en el once. Mientras el físico le responda no hay un centrocampista en Europa que juegue mejor al fútbol que Luka. Además de su dedicación en el día a día y la manera en la que mima su herramienta de trabajo, es el mejor ejemplo para un vestuario en el que algunos están acostumbrados a torcer el gesto y bajar los brazos antes de tiempo.

Tener 36 años y estar a este nivel no es casualidad. Modric vive por y para su profesión y hace muchos años que entendió que en la élite sólo con el talento no llega. Evidentemente vendrá el día en el que su cuerpo diga basta y tocará pensar en el recambio, pero a día de hoy cuando Ancelotti puede contar con el centro ampista croata en el equipo titular relaja el gesto y respira tranquilo.