De la decisión de Koeman a la de Alemany

Por Valencia, Carmen Mola tiene trama para tres escritores o más. Desde un nuevo (ya viejo) estadio en modo Coliseum hasta un intento de secuestro de un presidente por otro. Aún así, con tanto que contar en lo que llevamos de Siglo XXI, no recuerdo dos días tan convulsos en el pueblo de Mestalla como los que tuvieron de protagonistas a Ronald Koeman en 2007 y Mateu Alemany en 2019, quienes hoy conviven como pueden en el Barcelona DM (Después de Messi).

La decisión de apartar a Cañizares, Albelda y Angulo como la de prescindir de Marcelino y Alemany agitaron al valencianismo, que se posicionó contra los gestores. Pero las consecuencias para Juan Soler y Peter Lim fueron diferentes, dos máximos accionistas con tics en común pero con una diferencia sustancial: el domicilio. Así, Soler, que desde su casa veía el Mercado de Colón, fue víctima de la presión y se fue. Y solo él sabe cuánto dinero perdió con el juguete.

Pero Lim ve el fútbol desde Singapur y el ruido de la grada lo silencia desde su sofá. Tal distanciamiento, esa pérdida de influencia, ha provocado un desarraigo sin precedentes en un club que ha llegado a ser lo que históricamente es por su masa social, esa que le agradecerá de por vida a Marcelino y Alemany lo vivido en Sevilla contra Messi. Aún así, muchos se agarran a Bordalás, Soler y Gayà. Aún les puede más su sentimiento que irse de Mestalla hasta que lo haga Lim.