El público adora a Jon Rahm

Jon Rahm llevaba casi dos años sin pisar España, desde diciembre de 2019. En ese tiempo han pasado muchas cosas en el planeta, condicionado por una pandemia letal que ha inundado el universo de lágrimas. También en su vida personal: su paternidad, sus positivos por coronavirus… Y, por supuesto, en lo deportivo: Rahmbo es el actual número uno del mundo y se ha coronado campeón en un major, el US Open. El vasco es ahora una estrella global, un deportista con la proyección internacional de otras figuras españolas como Rafa Nadal, Fernando Alonso o el recientemente retirado Pau Gasol. A pesar de ello, Jon conserva mucho de aquel muchacho de Barrika que se formó en el Centro Nacional de Golf becado por la Federación. Con esa humildad todavía en su ADN, el vizcaíno se abruma y se sonroja cuando los aficionados le reconocen por las calles de Madrid: “El primer día sólo habían pasado 30 segundos desde que salí del hotel y ya me habían parado”. O cuando contempla su fotografía en marquesinas o edificios: “Me siento un poco raro, la verdad, me da cosa”.

Después de estos dos años, Rahm ha visto cómo ha crecido un cariño que ya existía. Si uno tira de hemeroteca o de buscador encuentra el Open de España de 2018, que congregó a más de 47.000 personas en los cuatro días. O la edición de 2019, que también movió relevantes cifras. La cosa va por el mismo camino en este 2021, como ya pudo comprobar este jueves en el arranque del torneo. Siempre ha tenido mucho tirón entre los aficionados al golf. La gran diferencia, en esta ocasión, es que su nombre ya transciende a su deporte y llega a un público más amplio. Rahm nunca ha fallado a sus orígenes, siempre ha hecho un hueco para competir en su país, para devolver lo que recibió cuando no era una figura y para ondear el legado de Seve Ballesteros. El vasco es un campeón agradecido. Y la gente le adora.