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El Pucela de Roque Messi

Valladolid

Muy pocos lo ponen en duda. Está siendo el jugador más trascendente del Real Valladolid. Todos los balones pasan por él. Conduce la pelota. Distribuye el juego. Se ofrece para darle salida al equipo. Controla el tempo del partido. Y aun cuando no está en posesión del balón ordena y manda a sus compañeros. Es su calidad técnica pero ahora también su actitud lo que le da un plus a su buen momento.

Roque Mesa se ha echado el equipo a la espalda, y lo ha hecho en el momento en el que el Real Valladolid y Pacheta más lo necesitaban. Puede que a sus 32 años y después de una temporada en Valladolid, el Pucela haya encontrado en el canario su adalid y referente dentro del campo. En las últimas temporadas se ha echado mucho de menos esa figura, la del jugador capaz de asumir galones, de tirar del carro en los momentos difíciles y arrastrar a sus compañeros cuando vienen mal dadas.

Igual es un poco pronto para saberlo, pero al menos las bases para que se consolide su rol de líder están puestas. Titular en los ocho partidos, indiscutible para el entrenador y dos asistencias de gol. Pero no son los números, son las sensaciones. Roque Mesa está motivado, sabe que está en la recta final de su carrera y que su vuelta a la Primera División no puede retrasarse porque el tiempo corre en su contra. Y solo tiene dos formas de hacerlo, dos posibilidades para regresar a la máxima categoría cuanto antes. O sube con el Pucela, o hace una gran temporada para que otros equipos se fijen en él.

El canario es conocedor de su realidad y de la realidad del Real Valladolid. Consciente de la urgencia y la necesidad de volver cuanto antes a la máxima categoría. Y esa debiera ser la idea que traspase y cale en un vestuario que tiene que hacerse más fuerte todavía y convencerse plenamente de sus posibilidades.

El Real Valladolid está en ese camino de mejora y el GPS en las manos de Roque Mesa.