Pau Gasol siempre formará parte de todos nosotros
El emotivo acto en el que Pau Gasol ha anunciado su decisión de poner punto final a su trayectoria como jugador, celebrado en el inmejorable marco del Liceu de Barcelona, ha confirmado lo que era una evidencia: que no es una leyenda desde hoy, cuando ya sabemos que no volverá a pisar una pista profesional, sino que pertenece a la exclusiva clase de deportistas que había alcanzado esta condición estando todavía en activo.
El de la retirada de un deportista es siempre un momento en el que se entremezclan sensaciones. Por un lado, el sentimiento de dejar atrás una etapa muy importante de tu vida, y por otro, el de ver cómo se abre una nueva puerta, la de una vida personal que, desde luego, también está repleta de retos y proyectos. Y estoy convencido de que Pau los tiene y de que se ha preparado para superarlos del mismo modo que para cualquier partido, ya fuera un amistoso o una gran final.
Recordar aquí todo lo que Pau ha hecho y conseguido en las pistas sería limitar su legado. Todos tenemos en mente, y no sólo desde hoy, sus éxitos, sus títulos, sus medallas, sus mejores partidos, su palmarés individual y colectivo, con la Selección, con el FC Barcelona y en la NBA. Pero su carrera profesional se explica también –y lo explica quien fue su compañero en muchos campeonatos- por sus virtudes más allá de las canchas: su compañerismo, su capacidad para hacer al equipo mejor, su forma de ejercer de líder anteponiendo el interés del equipo al suyo propio y, sobre todo, demostrando que un gran jugador, por mucho talento que atesore, no se convierte en leyenda si no le suma esfuerzo y dedicación. Que para llegar a vivir una carrera tan extraordinaria como la suya hay que recorrer un largo camino plagado de sacrificios.
Así, gracias a su talento pero también a su esfuerzo, Pau Gasol ha sido, es y seguirá siendo un espejo para todas las generaciones de jugadores y jugadoras que han coincidido en su tiempo, y también para las que vendrán. En definitiva: un referente para todo el baloncesto español.
Como presidente de la FEB, quiero hacerle llegar además, a través de estas líneas, el orgullo y el agradecimiento de todo el país por el hecho de que su último partido lo haya jugado con la camiseta de la Selección Española, por la que durante dos maravillosas décadas ha mostrado su enorme compromiso.
Hoy no nos queda más que darle las gracias, desearle lo mejor en la nueva etapa de su vida y recordarle que siempre formará parte de nuestra Familia.