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Toca ir al diván.- Ancelotti tiene tarea en este parón de selecciones, largo para el Madrid porque no tendrá que jugar un solo partido hasta el día 19, con motivo de la peliaguda salida europea ante el Shakhtar. Hace una semana todos nos las prometíamos felices, empezando por el italiano, que disfrutaba con las victorias heroicas en San Siro y Mestalla, enriquecidas con las goleadas al Celta y el Mallorca en el regreso al Bernabéu. Eran días de vino y rosas, con goles a tutiplén, con jugadas de fantasía de Vinicius y Karim, grandes apariciones de Modric y Alaba, un estreno espectacular de Camavinga y paradas excepcionales de Courtois. El estado de felicidad estaba instalado en Valdebebas y la tropa de Ancelotti no se ponía techo. La afición estaba eufórica y hasta algunos vaticinaban pleno en Liga y Champions. El fútbol es así, capaz de generar las reacciones más exageradas gracias al viento de cola que provocan las victorias y los goles. Encima, los vasos comunicantes del Puente Aéreo nos enviaban pruebas documentales de la caída libre del Barça de Koeman, algo que por La Castellana siempre sienta de cine. Pero en una semana, el interruptus ha sido brutal en forma de bajonazos. Un soso 0-0 ante el Villarreal, una derrota-bomba ante el Sheriff transnistrio y la frustrante debacle ante el Espanyol en Cornellà, un rival que hasta ahora solo había sido capaz de derrotar al Alavés. Y ojo que lo mejor fue el resultado. El 2-1, con arreón final protagonizado por el de siempre (Benzema), fue lo mejor que pudo pasar. Si Darder llega a embocar el mano a mano que tuvo para el 3-0, estaríamos hablando de una caída tan dura como inesperada. Benzema camufla las miserias de un equipo que inexplicablemente se ha venido abajo cuando parecía lanzado hacia la gloria. La herida se puede curar porque pronto habrá un Clásico en el Camp Nou (día 24), pero este no es el camino...

Capitán Benzema.- Lo de Karim es digno de una serie de Netflix. Su historia de superación futbolística es tan admirable que se agotan los calificativos. Cuando en la segunda parte el Espanyol desnudaba a un Madrid errático, perdido y sin orgullo competitivo, el que debería ser el ganador del próximo Balón de Oro se echó la muleta a la bota y empezó a encarar en plan Leónidas a la zaga periquita con varias acciones fantásticas que reflejaban su rebeldía ante lo que estaba pasando. Benzema juega con el brazalete cosido a su orgullo y eso dignifica la imagen de un equipo que no sabe estar a su altura. Esta vez ni Vinicius ni Rodrygo fueron los alborotadores habituales, Camavinga ha perdido el frescor de sus primeros pasos de blanco, Casemiro refleja su bajón físico cuando tuvo que salir como revulsivo, Alaba, Militao y Nacho muestran los desajustes defensivos en los dos goles blanquiazules, Kroos no está para ser titular... Queda mucho trabajo por delante.

RDT.- Raúl de Tomás es madridista de cuna, pero hace dos años tuvo que irse traspasado al Benfica al asumir que Zidane no le iba a dar minutos ni oportunidades. El club recaudó 20 millones por su venta y parecía una gran operación. Pero acto seguido se gastó 60 en Jovic y entonces la comparativa mató la idoneidad de la inversión. Raúl de Tomás, con un pie, es mejor que Jovic. Una pena que Zizou no tuviese paciencia con él. Tiene calidad, descaro, una técnica exquisita y gol. Él abrió la lata entrando al primer palo como un rayo. Los 23.377 pericos que acudieron al RCD Stadium gozaron con su crack. Lógico. RDT es un lujazo para el Espanyol.

Hay que animarse.- No queda otra. Ganando al Shakhtar y tumbando al Barça en el Clásico nadie se acordará de esta horripilante semana. El fútbol es como una noria. Ancelotti debe encontrar ahora la fórmula para recuperar la sonrisa de la afición.