El Espanyol ha vuelto a disfrutar
Atronaba el himno del Espanyol por megafonía pero en realidad Cornellà tarareaba, sin siquiera saberlo, a los Lightning Seeds y su “Football’s coming home”. Porque ante el gigante Real Madrid se reencontró el equipo perico con su gente, con su mayor asistencia desde antes de la pandemia, con las bufandas al viento de antaño y con una identificación entre jugadores y afición que no se veía no ya desde aquel terrible marzo de 2020, que pilló a la humanidad desprevenida y al Espanyol camino de Segunda, sino desde mucho antes. Se vivió en el RCDE Stadium la nueva normalidad que más se puede parecer a la vieja normalidad. Salvo en el resultado.
Porque en la tarde indicada para pagar los platos rotos del Sheriff, en realidad conquistó el Espanyol el Oeste. Y, sobre todo, inició, recuperó e incluso fortaleció varias historias de amor. La de Raúl de Tomás con el gol y con su afición, que corea su nombre con más fuerza desde que el viernes declarara en AS que se sentirá perico hasta la muerte. La del pundonor de Aleix Vidal, un fichaje que entró con dudas y que las ha disipado al ritmo de sus carreras mientras seguramente recordaba su frustrado paso por la academia del Real Madrid. La de Darder, Melendo y quienes son capaces de unir cantera y fútbol de fantasía. Y la de todo el espanyolismo, que lloró por el descenso, sufrió por el ascenso y al fin, aunque ya creía olvidada esa sensación, vuelve a disfrutar.