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El deporte, la lengua franca del mundo

Les propongo una reflexión, planteada con una pregunta: ¿si ustedes tuvieran que cambiar un país, para mejorarlo de arriba abajo, qué elemento o elementos de la vida en común de una sociedad elegirían como motor de esa transformación? ¿La economía? Por supuesto. ¿La educación? Sin ninguna duda. ¿La investigación y el conocimiento? Indispensable. ¿La sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente? Ahora más que nunca. ¿La satisfacción de las necesidades básicas del individuo, la igualdad de oportunidades y la justicia social? Fundamentales. ¿Y el deporte? ¿En qué lugar de la lista de grandes medidas para el desarrollo de una sociedad pondrían ustedes el deporte? Admítanlo: no ocuparía ninguna de las primeras posiciones. Y, sin embargo, pocas actividades hay como el deporte que contengan en su esencia más atributos necesarios para hacer mejor nuestras vidas.

Hagan la prueba. Piensen en el deporte y compárenlo con cualquier otra actividad. Verán que el deporte recoge lo mejor del resto de ámbitos que definen un proyecto común de sociedad. Bastó un Mundial de Rugby celebrado en Suráfrica bajo el auspicio de Nelson Mandela para que un país castigado por el racismo avanzara décadas en la reconciliación de sus ciudadanos. ¿Qué mejor que los Juegos Olímpicos de Barcelona para mostrar al mundo la España democrática y emprendedora, liberada de sus peores fantasmas del pasado? ¿Recuerdan la diplomacia del ping pong, aquellas partidas de tenis de mesa entre jugadores chinos y estadounidenses en los años 70 que marcaron el inicio del deshielo entre la China comunista y Estados Unidos? El deporte ha abierto puertas y tendido puentes donde la diplomacia fracasó. El deporte cohesiona y fideliza mejor que cualquier campaña publicitaria. El deporte, con sus problemas y defectos, es la lengua franca del mundo.

Susana Rodríguez, deportista paralímpica medalla de oro en Tokio, junto a Karim Benzema, delantero del Real Madrid.
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Susana Rodríguez, deportista paralímpica medalla de oro en Tokio, junto a Karim Benzema, delantero del Real Madrid.JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

Fiel a estas ideas, como director de AS quiero celebrar el éxito de una iniciativa de la que nos enorgullecemos: Deporte, el motor del cambio. Acompañados de un puñado de marcas con las que compartimos inquietudes y valores, el diario AS y EL PAÍS han ido publicando y distribuyendo a través de nuestros canales reportajes que han puesto en valor los atributos de una actividad eminentemente transformadora. Conceptos como respeto, juego limpio, fortaleza, superación, sacrificio, solidaridad… son intrínsecos del deporte. Pero también lo son el fomento de la igualdad, un ideal de justicia, la salud, la cohesión social, el compromiso, el avance tecnológico y tantos y tantos otros que no requieren de grandes discursos, ni de grandes alardes comunicativos. Basta con ver o practicar deporte para percibir su valor. Como cualquier otra actividad humana, en el deporte anidan malas prácticas, intereses dañinos, comportamientos que corregir, pero ninguna de estas circunstancias puede competir con todo lo que tiene de positivo.

La iniciativa que ahora culmina ha sido posible gracias a marcas como Lilly, Iberdrola, Visa, Caixabank, Allianz, Cofidis, Santander, LaLiga, Decathlon… Gracias a ellas y otras como ellas, el deporte se desarrolla, crece y sirve mejor a la sociedad que lo acoge. Humildemente, AS siempre apoyará y participará en iniciativas que potencien aquello de lo que se nutre nuestro trabajo. En pocos ámbitos informativos la razón y los sentimientos se dan tanto la mano como en el deporte y la prensa que lo acompaña. El deporte es ejemplo, gesta, mito… También crecimiento, educación, valores. Vuelvan a hacerse la pregunta que les planteaba al inicio de este artículo. Ojalá Deporte, el motor del cambio, haya hecho justicia a esa actividad, el deporte, a la que tanto debemos.