Griezmann: por su pelo lo conocerás
Hace años, el columnista José Manuel Ruiz me comentó que no existe método más fiable para conocer el estado de forma de Griezmann que analizar el estado de forma de su pelo. No le faltaba razón. Sus cortes y cambios de imagen son el equivalente capilar a la quiromancia. Si leer la mano es un don, leer el estado capilar de Griezmann es un arte. La fórmula no es matemática ni fiable pero parece claro que cuanta más mecha, más dispersión. Y que a mayor discreción, mayor fiabilidad. Si el pelo está corto, Griezmann cumple sobre el campo. Al contrario que Sansón, Griezmann pierde fuerza por la cabellera.
Antonie reapareció esta semana por el Wanda Metropolitano sin moño, con peinado prudente y rehabilitado, proclamando su declaración de intenciones: vengo a recuperar la confianza perdida. Literalmente dijo que "creo que teníamos una muy bonita relación entre el aficionado y yo y es algo que quiero volver a encontrar". Ayer leía en Twitter a aficionados del Barca más molestos por el corte del pelo en cuestión que por la propia marcha del futbolista al Atlético. "Lo de que te vayas bien, pero lo del pelo no te lo perdono". Es el equivalente a encontrarse a un ex por la calle y verlo más guapo, más en forma.
El ex ha vuelto con la antigua novia y sigue sin ganarse su perdón. Por la grada todavía sobrevuela esa desconfianza suspendida en el tiempo que dejan las rupturas. ¿Me volverá a engañar? ¿Y si sigue con la maleta bajo la cama preparado para irse? ¿Y si es todo parte de otro sofisticado documental publicitario? Pero sigue siendo Griezmann, el futbolista capaz de marcar en su única ocasión en todo el partido, el desestabilizador, el combatiente del cholismo, el que pone el postre en la mesa de Messi y Cristiano Ronaldo. Si reaparece su mejor versión, lo más probable es que vuelva también la confianza.
Cuando regresas a un lugar del que te fuiste de malas maneras suelen darse dos escenarios: o consigues volver a sentirte como en casa o consigues que se te caiga el pelo.