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Otro récord de Alcaraz

Carlos Alcaraz bate un récord en cada partido que gana. O varios. Su victoria agónica, otra vez en cinco sets, frente a Peter Gojowczyk le eleva como el tenista más joven en disputar unos cuartos del US Open en la Era Open, que arrancó en 1968. Si abrimos el abanico a los cuatro Grand Slams, sólo aparece Michael Chang en Roland Garros 1990. Otras marcas conquistadas en este grande le igualan o le ponen por delante del Big Three, de esos tres nombres eternos: Rafa Nadal, Novak Djokovic y Roger Federer. El murciano no elude los datos, pero tampoco se obsesiona con ellos. “Impresionan un poquito, pero no significan nada si luego no llego hasta donde lo hicieron los mejores de la historia. Cada uno tiene que seguir su camino”, dice Alcaraz, centrado en lo suyo. Una cualidad que deslumbra a su edad, a esos rebosantes 18 años, es su cabeza. Durante los partidos, Carlos se lleva varias veces el dedo índice a la sien. También su entrenador, Juan Carlos Ferrero. Ambos saben que es clave. El tenis es un tobogán de emociones y un muestrario de estrategias. Hay que controlarlas.

Alcaraz ya está en los cuartos de final, que afrontará con la misma cabeza, con los pies en el suelo, pero también con espíritu de potencial campeón: “Siempre quiero más”. Allí le espera Felix Auger-Aliassime, otro joven, de 21 años, más rodado. Es la primera vez que el murciano llega a la segunda semana de un Grand Slam, donde, por cierto, ya no queda ningún otro español, tras la eliminación de Garbiñe Muguruza. Todo es nuevo para Carlos, pero por esa misma razón, no tiene nada que perder. Cada victoria es un récord. Cada cruce es una lección. “He aprendido mucho de los dos últimos partidos”, afirma Alcaraz, aún con su épico triunfo sobre Stefanos Tsitsipas en la retina. Ya lo ha dicho Ferrero: “No vamos a exigirle resultados, está creciendo”. Cada raquetazo es una inversión de futuro.