Una bofetada de realidad

El Real Valladolid estuvo horrible. Todo el crédito que parecía haberse ganado en las semanas pasadas se redujo en El Plantío en un partido que perdió con toda justicia. La fortuna que tuvo en otros duelos no apareció en Burgos y al mal juego, a la menor intensidad, se le unió el acierto de un rival que, hasta ahora, no había marcado. La buena noticia es que este accidente se produce en el mes de septiembre, con mucha competición por delante y muchos días y semanas por delante para arreglar los numerosos desaguisados.

Estábamos sobreaviso. El Burgos no mostró nada diferente a lo que había expuesto en los partidos anteriores. Muchas piernas, mucha intensidad en los duelos y dos líneas de cuatro bien colocadas para dificultar las operaciones a los rivales. Sin embargo, la actitud de algunos futbolistas blanquivioletas dejó mucho que desear. Sirva este palo para aprender. En Segunda, si no corres, entras y te entregas como el contrario, o más, es muy complicado ganar. Hay que igualar y, después, sacar a relucir la calidad. Lo contrario es equivocarse.

Mi segunda preocupación tiene que ver con el fútbol. El Real Valladolid no mostró nada de esa calidad, ni mecanismos para solventar los problemas que le planteaba el conjunto de Calero, que le dio un soberano repaso a Pacheta. Los burgaleses aprovecharon las superioridades en los laterales, entraron por dentro y dejaron las vergüenzas al aire de más de uno y más de dos. Es momento de ser práctico. Jugar con tres centrales si tienes dos laterales largos que llegan bien a la línea de fondo es lógico. Lo ilógico es que estos no lleguen al área contraria y que tus tres centrales, más San Emeterio, las pasen canutas en cada ataque rival. Ya avisó el Zaragoza. Hoy el Burgos nos los hizo pagar.

Y para acabar, amén de que espero que se sancione o multe al guarro que escupió en la cara a Toni, mostraré mi preocupación porque en la segunda parte, cuando los burgaleses decidieron nadar y guardar la ropa, el Real Valladolid no expuso nada diferencial. Tuvo jugadores en el campo que no fueron capaces de generar tres o cuatro ocasiones claras. No pasó nada. Y eso también es de fútbol. Falta mucho por remar. El partido del El Plantío es una bofetada de realidad, esto es la Segunda División.