Carrerilla
Vuelve la alegría al Metropolitano. Pocas cosas hay tan tristes como un estadio nuevo y hermoso, y vacío. Y pocas cosas tan bellas como un estadio nuevo y hermoso, y repleto de corazones latiendo al ritmo que marca el director de orquesta desde la banda. Los atléticos fuimos representados por veintitantos mil de los nuestros en esta jornada pasada, y se notó el afán por el regreso.
Al fin y al cabo, le debíamos al equipo varias largas y sentidas ovaciones, especialmente la de Anfield, con Llorente como máximo exponente, y la de Valladolid, donde el equipo se proclamó campeón del mundo mundial de todos los campeones de todos los mundos, y, de paso, campeón de Liga.
Yo suspiro por ese estadio lleno. Ese estadio lleno es el mejor estadio que existe. Háganme caso y visítenlo cuando puedan los que no lo conozcan. Hablando del campeonato recién nacido, la inercia del éxito en el campeonato pasado, sumada a las posibles depresiones de los todopoderosos causadas por las ausencias de los Messi/Ramos, puede que sean armas de peso para que el Atleti esté arriba en las apuestas y repita hazaña.
Hace años, muchos años, que no se veía al Atlético de Madrid caminar con tanta soltura por el campeonato como lo está haciendo los últimos meses. Ya estamos mirando hacia abajo, junto al Sevilla. A mí me gustaría que este fuera un año propicio para Sevilla y Atleti. Siempre insisto en el mérito tremendo del Sevilla, del que pienso sinceramente que se habla muy poco. Mucho mérito para tan poca tinta.
Yo de momento estoy soñando con que el Atleti llegue al parón de selecciones con nueve puntos sumados de nueve posibles. Eso sería un empujón magnífico para el equipo y la afición. Creo que el Atleti ha cogido carrerilla. Simeone gestiona como nadie la moral de la tropa, y la moral últimamente está por las nubes. A ver si nuestro director de orquesta la mantiene en todo lo alto unos cuantos meses.
Simeone es espectáculo. Y también lo saben en Liverpool, Oporto y Milan.