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Tranvía de Valdebebas a la Malvarrosa

El Comandante Morales quiso acuartelarse antes que en ningún sitio, en el Real Madrid. De niño era tan madridista que se apuntó a las pruebas para la cantera blanca pero no le cogieron y terminó encontrando en Orriols su West Point particular. El Levante le hizo futbolista y no es tan raro porque hay un trasiego constante entre Valdebebas y el club granota. Ahí está ahora Soldado (en el Levante sólo faltan Rambo y el Coronel Trautman) y otros tres exmadridistas más: De Frutos, Dani Gómez y Melero. Todos se subieron al tranvía de Valdebebas a la Malvarrosa, recreando futbolísticamente la novela de Manuel Vicent.

Con el Valencia no hay buen rollo desde lo de Mijatovic pero en el Ciutat de València, salvo aquellas guerras Ballesteros-Cristiano, el blanco tiene mejor cartel. Este verano preguntaron por el castillista Miguel Gutiérrez y ha hecho el camino inverso un renacuajo granota, Rodri, que se incorporó hace un mes a La Fábrica. Una filosofía para crecer en la que ha participado también hace poco Borja Mayoral y que le está viniendo de lujo a un Levante que desde hace tiempo no parece un invitado en Primera. Como tuiteó hace unos años Toni Mejías de Los Chikos del Maíz (y abonado levantinista, por cierto) tras un empate granota en el Bernabéu, "qué grande es ser pequeño". Este Levante con trazas blancas es las dos cosas.