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Decía Confucio que la humildad es "el sólido fundamento de todas las virtudes". Sólo entendiendo que el rival es, al menos, tan fuerte como tú podrás vencerle. Sólo siendo consciente de que tienes que estar al 100% todos los partidos podrás ganar partidos y alcanzar el objetivo. Pensar que el Real Valladolid va a subir de calle, que volver a Primera va a ser un paseo militar para los blanquivioletas, es equivocar el planteamiento. El Espanyol y el Mallorca fueron capaces de rebotar en Segunda y volver, pero tuvieron sus dificultades y sus momentos de dudas. La categoría de plata es muy complicada. Bien lo sabemos en Valladolid y sólo a través de la humildad y el trabajo, el equipo puede llegar al éxito en una carrera con muchas trampas, baches y situaciones inesperadas. Para hacerse grande hay que empezar por ser pequeño. Siempre he defendido que era mucho más fácil salvar la categoría en Primera que ascender. Algo haría mal el equipo, la mayoría de estos jugadores, para que en una temporada tan mediocre como la pasada no fueran capaces de estar entre los 17 primeros. Reflexionemos.

Y la humildad debe empezar por los jugadores. Me contaron varias personas que el director deportivo del Espanyol, Rufete, tal semana como esta, la temporada pasada, entró en el vestuario. Allí estaban, entre otros Raúl de Tomás, Embarba, Darder o nuestro Calero, les miró a la cara y les dijo: "Señores ustedes son muy buenos, todos iban a salir y al final están aquí porque nadie ha ofertado lo suficiente por ustedes, así que toca trabajar y volver a Primera". Ese mismo mensaje, palabra por palabra, podría repetirlo Fran Sánchez. Muchos iban a salir, pero, a día de hoy, todos siguen aquí. En Segunda. No hay ofertas suficientemente atractivas. Los mensajes de que vamos a subir seguro o de que somos favoritos están bien, se ajustan a la realidad o, al menos, a un deseo, pero no deben confundirnos. Va a ser muy difícil y para llegar a la meta va a hacer falta trabajo, suerte y fútbol, pero siempre desde la humildad. ¡A por ellos!