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Todo el mundo necesita dinero: los clubes, tú, yo, mi primo en paro… Casi toda la humanidad excepto una serie de empresas que, además, han salido muy beneficiadas con la pandemia. La sociedad de capital riesgo CVC es una de ellas. Y Tebas ha puesto en contacto a quien le sobra (CVC) y a quien le falta (los clubes).

El resumen es el siguiente: CVC ofrece un préstamo de 2.700 millones a LaLiga a cambio del 11% de beneficios de los derechos audiovisuales (y el 11% de otros). Ese dinero se reparte con todos los clubes excepto con los que no han aceptado el acuerdo. El dinero se devolverá a lo largo de cuarenta años sin apenas intereses. Hasta ahí bien. Pero, ahora viene lo más llamativo. CVC se queda con el 11% de los derechos audiovisuales de LaLiga y el 11% de otros derechos durante 50 años. Cincuenta años. Medio siglo. Cinco decenios. Diez lustros. ¡50 años!

Qué pensaríamos si LaLiga tuviese que seguir pagando a una empresa por un acuerdo firmado hace 50 años? Hace cincuenta años Cruyff no había llegado aún al Barcelona. Apenas hacía cinco años que Di Stefano se había retirado. ¡Guardiola casi no había nacido! ¿Tiene derecho el presidente de un club a dejar sin un alto porcentaje de dinero a los futuros presidentes de su mismo club en los próximos cincuenta años? ¿Tiene derecho LaLiga a crear una nueva empresa con CVC con unos derechos de los que no es titular sino que sólo tiene cedidos? ¿Quién presidirá esa empresa?

Los clubes, agobiados por las deudas del presente, piensan a corto plazo porque quienes han firmado ese acuerdo no estarán vivos de aquí a que CVC deje de recibir su porcentaje dentro de medio siglo. Como Esaú, han vendido la primogenitura a cambio de un plato de lentejas. Se criticaba a los clubes de la Superliga porque pensaban demasiado a lo grande y por ser insolidarios con el resto de clubes. Ahora es peor. Los clubes que han aceptado ese trato piensan en pequeño y, peor aún, son insolidarios con los futuros directivos de sus propios equipos.