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El iceberg amarillo del Titanic Chelsea

Belfast

La rueda de prensa de Tuchel, Kovacic y Rudiger duró exactamente 27 minutos. Si alguien no sabía nada del partido de hoy, continuó sin averiguar si el Chelsea juega contra el Villarreal, el PSG, el Torpedo de Moscú o el Escalerillas. Ni una sola referencia al Submarino en ninguna de las preguntas: Lukaku, la pretemporada, los fichajes de la Premier, la baja forma de sus estrellas... Tuchel intentó centrar el tiro en la final... pero le duró dos minutos la intención. El Villarreal no existe para el Chelsea, con la cabeza en cotas mayores. Pero un título está en juego. Y al equipo que preside Fernando Roig hasta le puede beneficiar que nadie del rival hable de él.

Llega el Villarreal a Belfast con bajas, tras haber superado un brote de COVID, con una pretemporada improvisada pero con la mochila de ilusión cargada hasta los topes. Como los 1.200 que viajarán hoy hasta la ciudad donde se construyó el Titanic. Y ahí está la paradoja. Del Titanic se dijo que era un barco "insumergible". La arrogancia británica de principios del siglo XX menospreció las inclemencias del mar. Y un iceberg hizo que se hundiera. Un simple trozo de hielo en medio del mar. Un iceberg que hoy podría ir vestido de amarillo para hundir al todopoderoso Titanic Chelsea mientras los pasajeros bailan pensando en la Premier, en la Champions. Y la orquesta seguirá tocando hasta el final en el Windsor Park.