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El adiós de Messi y la plata de Yokohama

Adiós. Messi se despide hoy. Tal vez sepamos algo más de un adiós demasiado extraño, que no hace honor a los miles de días de gloria que le ha dado al club. Será muy difícil acostumbrarse a un Barça sin Messi, porque el paisaje del Barça ha incluido muchos años y muchos goles de Messi, tantos como 672. Su trayectoria ha sido, simplemente gigantesca. Aunque ahora se hubiera planteado quedarse, ya había pensado irse una vez, así que tal vez no le haya costado tanto. Estirar esta historia, si no estaba convencido, tampoco tendría sentido. Tal vez sea el momento de nuevas motivaciones para Messi. También de un nuevo Barça, que ha sumado una Copa en las dos últimas temporadas. Con Messi tampoco daba ya para salir a Europa. La sensación de abismo en el Barça es enorme, pero toca pasar pantalla. Primero, al vestuario, que ha vivido bajo la terrible influencia de Messi y debe asumir nuevas responsabilidades. Y luego, a Joan Laporta, que también debe dejar de echarle la culpa de todo a Bartomeu y Tebas e impulsar de nuevo un club cuya foto de estos días tiene un punto de preocupante.

A centímetros. Messi sin duda será el personaje del domingo. Habrá que escucharle. El sábado fue para la Selección olímpica, que se quedó a centímetros del oro, los que le faltaron a Vallejo para cazar a Malcom, que hizo el gol de la gloria para Brasil en el minuto 107. Después de tres prórrogas en los Juegos, esta vez salió cruz. No hubo ni fortuna en los tiros al palo de Óscar Gil y Bryan Gil. Kiko y la generación del Cobi siguen sin herederos, y la maldición española en los deportes de equipo alcanza cotas sorprendentes.

Maldición. Desde el oro que ganó la selección de waterpolo en los Juegos de Atlanta, en 1996, nadie gana una final en equipo. No ha sido una gran España durante el torneo, pero le han puesto todo el corazón del mundo. La imagen de Pedri, exhausto y derrotado casi al final del partido después de jugar 73 encuentros esta temporada, contrastó con la del brasileño Daniel Alves, un animal de deportista que lleva 42 títulos y con el que hay que ponerse de pie. Sólo le falta ganar un Mundial para ser el jugador perfecto. España nunca ha estado redonda del todo en el torneo y lo de Pedri, como lo de Oyarzabal, Pau Torres o Dani Olmo, ha parecido excesivo. Habrá que seguir de cerca sus temporadas. Este calentón de partidos, por más que haya sido su decisión ir a los Juegos, es de los que suele pagarse.