Tengo manía a Sergi Gómez
El fichaje de Sergi Gómez me hizo recordar al hermano de un amigo que le tenía mucha manía a Bergkamp. Cuando jugábamos al Pro nos pedía escoger a cualquier equipo menos al Arsenal para no tener que leer el nombre de Bergkamp. Si te lo encontrabas en el patio y le susurrabas “Bergkamp”, te perseguía y te reventaba a calmantes. Hace un tiempo me lo encontré y ni se acordaba. Su manía no tenía fundamento. Era absolutamente irracional.
A mí me pasa con muchos seres humanos, y entre ellos está Sergi Gómez. Ha sido el primero en llegar y ya le tenía manía de antes. Las personas, desde que aprendemos a hablar, no paramos de preguntar “por qué”, y a la larga tendemos a buscar respuestas vagas antes del “no sé”. Pero es que yo no sé por qué Sergi Gómez y no otro. No sé si es porque jugó en el Barça o si es que algún día dijo algo. Tampoco tiene relación con su futuro rendimiento en el Espanyol. No lo sé. Y es que las manías, como dice Mai Lavinia en Miss Marte, no se razonan, por eso son manías.
En verano me distancio del Espanyol hasta que no hay fichajes. Los amistosos no me bastan. Necesito la emoción y el misterio del primer día de cole cuando entra un alumno nuevo: ¿Seremos amigos? ¿Jugará bien a fútbol? ¿Nos enamoraremos? Y ahora se da que al primer fichaje le tengo manía. Así que esta vez me reengancharé con una sensación rara porque las preguntas estarán en otro plano emocional, como si se me pasará la manía, si aumentará o si le querré pese a todo.