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Lo que pasa en Guantánamo...

"Busquets se arrastra", le dijo un usuario de cierta red social al bueno de Antoni Daimiel ayer mismo. Apenas habían pasado unas horas desde la emocionante victoria de nuestra Selección frente a Croacia y, como fichas de dominó, comenzaban a derrumbarse los millares de castillos construidos, semanas atrás, en base a todo tipo de prejuicios, rencores y otras patologías afectivas de diferente consideración. El tuit de, pongamos por caso, Stielike67 (me lo he inventado para evitar más sufrimiento al responsable) contenía todos los grandes clásicos que han acompañado al equipo de Luis Enrique desde que desvelara su convocatoria: no hay portero, los defensas centrales son suplentes en sus respectivos equipos, Busquets se arrastra y el único delantero decente parte desde el banquillo. No sé ustedes pero, por cerrar el párrafo sin trastocar la naturaleza del comienzo, a mí solo se me ocurre dedicarle a todos los Stielike67 de España aquella canción que el gran Andrés Montes entonaba cuando Dennis Rodman hacía alguna de las suyas: Cruella de Vil, Cruella de Vil.

Luis Enrique se abraza a sus jugadores tras vencer a Croacia.
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Luis Enrique se abraza a sus jugadores tras vencer a Croacia.STUART FRANKLINAFP

Nos estamos divirtiendo de lo lindo con el desarrollo natural de esta Eurocopa pero más, si cabe, con todo cuanto la rodea y, en especial, con esa resistencia metamórfica de cierto Frente Nacional Madridista que se empeña en reducirlo todo a una cuestión de escudos, de familias, de Baltimore Este contra Baltimore Oeste. "Un hombre aprende mejor cuando se quema", decía 'Proposition' Joe en una de esas escenas inolvidables que van tejiendo la leyenda de The Wire. Pues bien: esto viene a ser esencialmente lo mismo pero con partidos de fútbol en lugar de luchas callejeras por el control de las esquinas. Los malos augurios y aquellos sesudos análisis aprioristas de la catástrofe han quedado reducidos a dos verdades incontestables: nuestra Selección ya es una de las grandes favoritas a coronarse campeona en Wembley (o eso dicen todas las casas de apuestas) y, miren por donde, Luis Enrique sí sabía lo que se hacía. ¿Quién lo iba a decir, verdad? No tengan miedo a confesar y redimirse, mis queridos Stielike77: a fin de cuentas, lo que pasa en Guantánamo se queda en Guantánamo.