La lealtad como bandera

España lleva un gran equipo a los Juegos, pero por encima de eso lleva a un grupo de excelentes personas. Se critica en muchas ocasiones a los futbolistas por no saludar, por vivir en su mundo… Por eso, es de justicia resaltar el intachable compromiso que han demostrado estos jugadores con la Selección española y, en especial, con Luis de la Fuente, un entrenador que con su personalidad y sus valores ha logrado que todos acudan a su llamada sin dudarlo siempre que lo necesita. Quedó demostrado en aquel amistoso ante Lituania antes de la Eurocopa.

Los clubes españoles están obligados a ceder a sus futbolistas a la Selección (no ocurre igual con los extranjeros) y De la Fuente siempre tuvo claro que llamaría a los mejores. Aunque con una condición: habló uno por uno con los que quería llevar para conocer su disponibilidad. Todos, sin excepción, le dijeron que querían ir a los Juegos, aunque seis de ellos (Simón, Pau Torres, Eric, Olmo, Pedri y Oyarzabal) no tendrán ni un solo día de vacaciones. Si alguno hubiera mostrado la menor duda, no habría sido citado. Ni estos seis ni los otros 16 convocados realizaron el menor amago de dar un paso a un lado. Querían estar sí o sí. Igual que hubieran estado Ferran, Fabián o Mayoral si sus clubes lo hubieran permitido.

Se habla mucho del Barça y su intento de que no vayan Pedri o Éric. Pero lo mismo se podría decir de los otros clubes, porque no creo que a la Real, el Athletic o el Villarreal les haga gracia que sus jugadores no tengan vacaciones. Del mismo modo, los otros clubes españoles habrán hecho fuerza para convencer a los suyos de que no fueran. Por poner sólo un ejemplo, Ancelotti empieza su nuevo proyecto con tres jugadores en Tokio: Ceballos, Asensio y Vallejo. En todos los casos, los internacionales priorizaron su lealtad a Luis de la Fuente y a la Selección, algo que habla de la buena salud de este grupo.

Mención aparte merece el caso de Dani Olmo. El Leipzig quiso ejercer su derecho de no cederlo, algo que le permitía la ley. Él se encargó de convencerles de lo contrario y viajó a la Eurocopa con un seguro de vida en el bolsillo: un permiso firmado por el club alemán que le permitía acudir a los Juegos. Un permiso que, básicamente, le autorizaba a tener cero días de vacaciones este verano, tras no haberlos tenido tampoco el anterior (el Leipzig llegó a semifinales de Champions). No hay isla paradisíaca en el mundo a la que ir de vacaciones que sea mejor que disputar unos Juegos Olímpicos. Y, sobre todo, no existe ni la menor duda en ninguno cada vez que Luis de la Fuente les llama a filas para una nueva batalla.