En Italia no soñar es imposible

Del apocalipsis a la ilusión. La obra maestra de Mancini merece aplausos pase lo que pase en esta Eurocopa. Italia pasó de la mayor depresión en 60 años, el adiós al Mundial 2018, a la alegría de un equipo que se divierte porque juega bien, y viceversa. Nadie le pide al ‘Mancio’ levantar la Copa, pero la verdad es que, ante Turquía, su equipo sumó 28 partidos sin perder y nueve victorias seguidas, todas sin encajar goles. La Nazionale, además, nunca había triunfado con tres tantos en un partido de la Euro: con estos números, no soñar es imposible.

Los de Gunes complicaron la noche como se esperaba, cerrando las líneas con un catenaccio que la Azzurra ha abandonado hace tiempo. Los italianos fueron pacientes y en la reanudación recogieron los frutos de una primera parte dominada gracias al regalo de Demiral, propiciado por un Berardi que aprovechó a lo grande el partido más importante de su carrera. Los napolitanos Immobile e Insigne remataron la faena, protagonistas como en 2012 con el Pescara de Zeman (juntos con Verratti, al que esperamos). Cuando Ciro marcó su gol al primer toque pareció ver a Schillaci enloquecer ante el público de Roma. Fue una ‘notte magica’, como las que cantaban Gianna Nannini y Edoardo Bennato en 1990: el estadio era el mismo, la ilusión también. Después de un humillante desastre deportivo y un año de dolor, Italia se ha ganado esta alegría con el trabajo de Mancini y el de sus chicos. Aquí esperamos que solo sea la primera.