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Casi tres décadas de la primera Liga 'robada' en Tenerife

Pasan los años, pero el madridismo no olvida lo sucedido en el Heliodoro Rodríguez López de Tenerife un día como hoy, 7 de junio, del año 1992. Casi tres décadas después, el recuerdo de una Liga perdida de forma “anómala” persiste en la memoria de la afición blanca y del equipo que en aquella época estaba liderado por la Quinta del Buitre. Ya saben muchos de ustedes de memoria el desarrollo. El Madrid de Beenhakker (que había sustituido a Antic cinco meses antes pese a marchar líder el equipo, en mala hora se le ocurrió al difunto Ramón Mendoza) dependía de sí mismo para entonar el alirón liguero. Dando por hecho que el Barça iba a ganar al Athletic en el Camp Nou, al Madrid le tocaba ganar como fuera. Y título al saco.

Y con esa mentalidad arrancó. Fernando Hierro puso el 0-1 con un gran cabezazo picado a centro de Hagi, y el propio genio rumano colocó el 0-2 a la media hora con un lanzamiento magistral de falta. Todo parecía hecho y más ante un Tenerife sin exigencias deportivas y que sólo se jugaba la prima que presuntamente le había prometido alguien desde Barcelona… Lo inexplicable es el comportamiento de una parte de la afición del club canario, dado que le dio por meterse con su portero, Agustín Rodríguez, al que se le achacó en el primer gol su pasado blanco. Si ustedes ven repetidas las imágenes de ese tanto de Hierro de cabeza, se aprecia que es imparable. En la primera parte, el gigantesco portero gallego pidió a Valdano el cambio, harto de tanta necedad. El segundo gol blanco, obra de Hagi, ya fue con Manolo en la portería tinerfeña.

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Los problemas empezaron con un buen gol que Quique Estebaranz metió antes del descanso. Tras el receso, el partido enloqueció. Y también la lucidez arbitral del trío que al Madrid no le dio nada. Más bien, todo lo contrario. A los madridistas no se les olvida cada 7 de junio el doble error clamoroso de Raúl García de Loza, también gallego, que evitó que esa Liga viajase a Madrid desde la preciosa isla canaria. A falta de media hora para el final, Butragueño metió un magnífico pase entre líneas que habilitó a Luis Milla, que marcó con suficiencia el 1-3 que sentenciaba el campeonato. Increíblemente, el linier, Puentes Leira, levantó la bandera como un rayo. Un fuera de juego que sólo pudo ver él. La repetición demostró que Milla estaba casi un metro en posición legal. García de Loza le hizo caso al linier, cometiendo así el error más trascendente de su carrera arbitral. Cosas de la vida, cuando se retiró Puentes Leira pasó a formar parte del decisivo Comité de Designación Arbitral…

El propio García de Loza reconoció públicamente hace tiempo su fallo, lo cual le honra: "Si hubiese existido el VAR, el Madrid tendría ahora una Liga más". O sea que tendría 35 títulos en su gigantesca Sala de Trofeos y el Barça 25. Diez de diferencia y no ocho como existe ahora. El trío arbitral no tuvo penalización alguna por su desastrosa actuación. Cosas así fueron sembrando la semilla del célebre Villarato. Y no olvido que todavía con 1-2, García de Loza expulsó de forma muy rigurosa a Villarroya, dejando al Madrid con sólo diez hombres y 17 minutos por delante. Y luego llegó lo que ya saben: el autogol de Rocha, la pifia de Sanchis y Buyo, el 3-2 de Pier… Pero nada de eso hubiese servido de nada si el gol de Milla hubiese subido al marcador. Con 1-3 el propio Tenerife, que solo se jugaba la suculenta prima que le llegó desde Barcelona, habría bajado los brazos. Ojalá el VAR pudiera meterse en la máquina del tiempo, retroceder 29 años y hacer justicia. Una Liga menos en Canarias…