La revolución progresiva que está por venir

No tiene mucho margen de maniobra el Real Madrid. Ni él ni ningún club de Europa después de que los ingresos cayeran más de un 30 por ciento. Una vez más la entidad tendrá que afinar mucho en su estrategia, y el primer movimiento debe ser en el banquillo. Zidane tiene la palabra. En el club esperan a esa reunión que parece haberse pospuesto unos días para que sea él quien diga si se siente con fuerzas de seguir al frente de la nave. Si está dispuesto a romper los lazos sentimentales con jugadores como Ramos (especialmente con el capitán), Modric o Marcelo, que tanto le han hecho ganar. Porque este verano empieza una revolución progresiva que durará dos o tres temporadas. Tras ella se habrá dibujado un gran Madrid que ha de coincidir con el reestablecimiento de los ingresos tras la pandemia y con un nuevo estadio que ayudará a conseguirlo.

En esta revolución progresiva que está por arrancar habrá de inicio pocos nombres nuevos. Uno es Alaba, y llega a coste cero. El otro es Mbappé o Haaland. El Madrid hará una primera intentona por el francés este verano y, de ser imposible porque el PSG se niegue a negociar, el otro gran jugador que hay sobre la mesa es Haaland. Los dos tienen posibilidades, también, de venir en 2022. La otra cara de la moneda son los canteranos. Hay dos que estarán en la primera plantilla, Blanco y Miguel Gutiérrez.

Pero una vez más los mayores esfuerzos deben centrarse antes en soltar lastre. Vender en este mercado tan afectado por la crisis se ha convertido en un arte. Varane, Jovic, Ceballos, quizá Asensio o por qué no Vinicius o Rodrygo. Todos los equipos están con la misma necesidad de dar salida a jugadores. Pero el Madrid, además, tiene la obligación de rehacer un equipo que ha pasado a la historia por haber ganados cuatro Copas de Europa. El reto es inmenso.