Cuando Monchi regresó, Lim echó a Alemany
Voro, tan sincero como coherente, ve "inviable" a corto plazo que el Valencia compita por lo mismo que el Sevilla. Por Mestalla se ve hoy al club hispalense como un espejo en el que mirarse, cosa que da más rabia que envidia, porque no hace tanto sucedía al revés. Tampoco hay que haber estudiado en Harvard para hallar la fórmula de por qué funciona un proyecto y cómo se destruyó el otro. Hay un término en valenciano que me encanta para definirlo: trellat, algo así como sentido común.
Así, en marzo de 2019, con el valencianismo celebrando su Centenario, el Sevilla recuperaba a su mentor, Monchi, que sumó a su causa a Koundé, Jordán, Ocampos, Fernando, Bono, Suso, Lopetegui... Mientras, en Singapur, con la Copa que celebró haciendo networking con Beckham y con billete para otra Champions, Peter Lim acariciaba a un gato escaldado que del agua fría huía y primero despidió a Marcelino y después a Mateu Alemany.
Los 49 puntos que desde entonces ha sumado más el Sevilla que el Valencia dan fe de su atropello y descomedimiento hacia la afición che, que salió el sábado en masa para pedirle que se vaya, como la del Sevilla en 1995 para salvar a su equipo del descenso a Segunda B, manifestación en la que estuvo presente Monchi, uno de esos rostros que eché a faltar en la de Valencia.