Cuándo confiar en el Barça
Con el paso del curso, hemos ido conociendo mejor la piel del Barça 2020-21. A saber cuándo es un equipo de fiar y cuándo no. Y en la agonía, el Barça de Koeman es fiable.

Con el paso del curso, hemos ido conociendo mejor la piel del Barça 2020-21. A saber cuándo es un equipo de fiar y cuándo no. Y en la agonía, el Barça de Koeman es fiable. Salvo excepciones puntuales como el 2-3 en la final de la Supercopa, el Barça salvó la tanda de penaltis contra la Real, la prórroga de Cornellà, el 2-0 de Granada en la Copa, la eliminatoria de Copa ante el Sevilla... Y este domingo, cuando estaba contra las cuerdas en LaLiga con el gol de Gabriel Paulista porque no le valía nada que no fuese ganar, volteó el partido y sigue en carrera. La victoria echa un poco de alcohol en el error fatal del jueves contra el Granada. Porque también hemos sabido cuándo no es fiable y es, justamente, cuando más sencillo lo tiene. Defender un 0-2 contra la Juve para ser primero de grupo en la Champions, ganar un Clásico al que llega más entero que su rival, ganar en casa al Cádiz o al Granada cuando tienes el liderato a tiro. Ahí ha sido el viejo perdedor.
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Así que tal vez se pueda confiar en el Barça para una Liga que se va a jugar así, al límite. Y con giros de guion como los que tuvo el partido en Valencia, donde los de Koeman estuvieron correctos pero sin filo en la primera parte, en la que debieron poner el partido cuesta abajo. Y en la que se pusieron el mundo por montera en la segunda para reaccionar. Justo cuando Schreuder debía estar pensando en Dembélé o en un milagro, el Barça le dio la vuelta al partido en cinco minutos. Otra vez con De Jong estelar y Griezmann con todas las luces encendidas. Y con ese gol retorcido de Messi después de fallar un penalti. Un gol agónico en esta temporada agónica.
Al Barça le tocó sufrir al final porque de los últimos 14 tiros a puerta, le han metido nueve goles. Ter Stegen no manda nada por arriba, y eso es una rémora para un equipo que históricamente sufre en el balón parado. Además, Piqué está jugando en unas condiciones físicas pésimas. Se aplaude su esfuerzo, pero Koeman y él deben decidir dónde está el límite en el que una alineación es una gesta y un acto de servicio y de fidelidad o una rémora para el equipo. Al que le sobran piernas es Araújo, una buena incorporación para el tramo final. El Barça, en fin, está en carrera. Quizá esta Liga loca, en la que siempre ha sacado cabeza cuando menos se confiaba en él, le venga como anillo del dedo.





