Trabaja sin llamar la atención

Éder Militão es un hombre de pocas palabras. Donde mejor se expresa es en el terreno de juego, haciendo imposible la vida de los rivales. Más que un hombre es un muchacho todavía. Tan sólo tiene 23 años de edad. Pero como empezó a lucirse temprano en la cantera del São Paulo, se nos olvida que la curva de desarrollo de los defensas es distinta y se tarda algo más para forjar a un central de élite que en el resto de las demarcaciones.

Contra el Liverpool, todos los titulares fueron para Vinicius. Y la explosión del joven delantero acabó eclipsando la actuación monumental que su compañero de selección brasileña realizó ante el conjunto de Anfield. Con una precisión quirúrgica, Militão ganó literalmente todos los enfrentamientos uno a uno y todas las disputas de balón aéreo. Y no cometió una sola falta...

Militão es tan discreto en el campo como con su vida privada. Hace su trabajo sin llamar la atención. Pero es que cuando uno se sale en las grandes citas y ayuda a salvar un resultado tan importante como el empate contra el Chelsea en una semifinal de Champions League, es muy difícil pasar inadvertido. Finalmente, la afición madridista comienza a entender por fin por qué el Real Madrid le fichó por 50 millones de euros cuando sólo tenía 21 años. El talento no sale gratis.